Un café y un hogar

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Al llegar Jimin, un lindo chico alto y rubio apareció por arte de magia en la entrada, sonriéndole amigablemente.

"¡Bienvenido a mi café! ¿En qué mesa irás? ¿Puedo tomar tu orden? " fue lo primero que le dijo.

Nuestro café, Jin!" se escuchó desde la aparente cocina.

"¡Te me callas!" respondió el más alto. "¿Qué te trae por aquí? ¿Vienes a esperar a tu pareja? Es el café de las parejas, sabes. ¿O te habrán invitado a ti? ¡Wah! ¡Qué lindo! Dime, ¿Es buen partido? No, no, pues claro que lo es, ¡Qué romántico de su parte es traerte aquí! Seguro debe ser divin-" Jimin divisó a Yoongi en una mesa, mirando las ventanas nervioso y viendo su reloj una y otra vez, para luego tomar su celular para parecer despreocupado. Repetía esta acción varias veces.

Park Jimin quería apretarle las mejillas y llenarlas de besos.

"¡Es él!" Jimin no pudo evitar señalarle al chico quién lo había invitado al lugar.

"¿Quié-?" cuando el chico se volteó a verlo, pareció perder toda ilusión suya con el asunto de las parejas. "Ah, el tipo que llegó dos horas antes y sólo pidió un mísero vaso de agua, plebeyo" dijo con disgusto, sin embargo, parecía que su bipolaridad no paraba. Una enorme sonrisa se estampó en su cara "¡Pero si tú eres un amor! ¡Una ternura! Y solo por eso dejaré que le des una oportunidad a ese básico. Te apuesto a que te dirá que llegó cinco minutos antes" esto último lo dijo con burla antes de dirigirle una mirada amable e ir tras el mostrador.

Jimin no pensaba con claridad.

¿Dos horas antes? ¿Era enserio?

Empezaba a gustar más de aquel pálido a cada segundo.

¿Podría estarse enamorando?

Jimin no supo la respuesta hasta llegar hacia la mesa.

Aquella en la que Min Yoongi lo esperaba con una mirada enamorada hacia la ventana, soltando un suspiro acompañado de una sonrisa.

Al notar su presencia, no tardó en decir que había llegado cinco minutos antes.

Jimin rió y negó con la cabeza, sentándose.

Aquella tarde, ambos chicos habían sonreído más de lo que habían hecho en mucho tiempo.

Porque aquella tarde, Min Yoongi gustó del chico de la casa 402.

Y aquella tarde Park Jimin entendió que aún podía enamorarse.

En aquella tarde, y todas las demás que las siguieron, ambos chicos comprendieron que se habían enamorado.

Y de esta manera, llegaron al presente.

Un presente en el que Yoongi ya no repartía cartas, o Jimin preguntaba si es que había una para él.

Un presente que ambos compartían con gran alegría, junto con los pequeños niños de cuatro y seis años que corrían por la sala de su hogar y junto a aquel par de anillos de plata, cada quien usando cada uno.

Please Mr. Postman! // YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora