Capítulo 2 - 1

3 0 0
                                    


La hora del almuerzo 

—¡Por fin! Me moría de hambre... Pero primero, veamos... Veamos... Dónde esta... Hmm... No me digas que... No traje mi almuerzo... Cuánto dinero tengo...

—¡Jade!

—¡Hola Rubí!

—¡Estoy lista!

—Claro que sí Rubí, sólo dame un momento iré a comprar algo para almorzar...

—No... Es... Buena idea... La comida aquí siempre está...

—¡Vamos! No puede ser tan mala, ¿verdad?

—Pe... pero

—Espera aquí, no tardo.

—Bueno...—Deje a Rubí en una banca junto mi termo y otras cosas y me dirigí a la cafetería... O eso creía ya que me había perdido en el camino...

-Humm... Creo que necesito un mapa...

—Hola, ¿Necesitas ayuda?— Era una chica rubia y alta la que se me acercó, con unos ojos color café muy bonitos.— Vaya, ¿no te había visto antes?

—También pensé eso, ¿Sabes? Pero creo que no; es la primera vez que nos vemos.

—En ese caso, soy Celeste, un gusto... ¿Necesitas ayuda?

—Soy Jade... Y sí, gracias... ¿Sabes dónde queda la cafetería?

—Pues... No tengo nada que hacer justo ahora, así que...  Puedo acompañarte, si gustas.

Así pues, Celeste me acompañé. Es bastante agradable y su risa es muy graciosa. Luego de comprar lo que necesitábamos, volvimos con Rubí... Aunque la situación se puso un poco tensa cuando se la presenté.

—Dijiste que ibas a comprar, no buscar novia...—Se notaba molesta, pero intentaba ocultarlo bajando la voz y agachando la cabeza.

—Sí, pero... Me ayudó a llegar a la cafetería... 

—Pudiste haberme dicho a mí.

—Pues... Sí... Pero no quería molestarte... Además, ¡Todos salimos ganando! Las tres conseguimos una nueva amistad... Y... Conseguí mi desayuno... Y ella consiguió su desayuno... Además de que te traje algo...— Esto último lo canturreé, tendiéndole una bolsita con sandía dentro.— Dijiste que querías fruta, ¿No? Pues qué mejor fruta que una que tenga el color de tu cabello.— Solté una risa, aunque todo esto lo hacía con la intención de alivianar un poco el ambiente.

El día pasó realmente rápido tras ese momento incómodo para mí, pues el resto de mis compañeros tenían una cara de sueño y aburrimiento tremendas; yo sólo tomé mis cosas para ir a mi casa y descansar un poco.
 
Parece que me tardé bastante ya que todos se habían ido... Y sólo quedó un chico que se me acercó y me tomó de mi cabello, dañándome.

—Escúchame, cuatro ojos, porque lo diré una sola vez: aléjate de Celeste o te las verás conmigo, ¿oíste? 

—S-sí...— Respondí en voz baja... Al parecer me sentía demasiado mal, porque estaba por llorar. El chico me movió bruscamente, jalándome más el pelo.

—¡¿Que si me oíste?! —Tirando más fuerte él, intenté librarme yo, lográndolo.

 —¡Sí!— Aprovechando mi reciente libertad, tomé mis cosas y salí corriendo lo más rápido que pude. Quería llegar a casa y echarme a llorar... Jamas me habían tratado así, y menos por una insignificancia...Ya estaba tan cerca de de mi casa como estaba cerca de caer de rodillas para echarme a llorar ahí, en medio de la banqueta, cuando sentí que alguien se acercó rápidamente por detrás. Me puse más histérica de lo que ya estaba: pensé que ahora me asaltarían o algo así, pero tan sólo sentí como unos brazos me rodeaban, uniéndonos en un abrazo a un desconocido y a mí... Desconocido que no reconocí quién era hasta que habló...

—¿Que pasó? ¿Estás bien?—Era Rubí. Parecía enojada. Dirigía una mirada fulminante hacia el resto de los peatones, pero a mí me regalaba una dulce... Es extraño, pero ahora no me importa...

—Nada...— Intenté calmarme, siquiera, para no preocuparla más.

—Dime, por favor...

—No... Puedes meterte en problemas si lo hago...

Ella dudó un poco, aunque luego dijo:
—Está bien... Bueno, tan sólo... ¡Déjame alegrarte! ¡Ya sé, algo improvisado! ¿Qué te parece si hacemos una pijamada en mi casa, hm? 

— ¿Eh? Pe-pero... ¿Y tus papás y mi mamá? Nos acabamos de conocer...

—No importa. Siento que te debo una. Además, vivo sola,—Continuó, recalcando esas palabras— y me mantengo con el dinero que mandan mis padres desde la ciudad vecina, ya que los movieron y yo preferí quedarme aquí...

—Oh...—En mi cabeza resonaban las palabras, que parecían dichas alto a propósito, "vivo sola"... Al menos, hasta que caí en la cuenta de que...—  Pero, espera... Tú no "me debes una".

—Te debo una, porque te dejé sola ahora en la salida...— Comentó con una voz tranquila—Ahora, sólo pide permiso a tu mamá.—Me sonrió.

—Bien...—Ella apuntó una dirección en un papelito que sacó de la bolsa de su chamarra y me la dio; me dijo que llegará a tiempo pues me tenía preparada una sorpresa... ¿Ya lo estaba planeando? ¿Que no era de improviso? ¿O entendí mal?. Luego de esto, sólo nos despedimos y entré en mi casa. Realmente no me importa saber qué hacía Rubí aquí... Llegué a mi habitación, me acosté un rato y volví a llorar... ¿Por qué llegó y me hizo eso sin razón? Sólo soy su amiga... Seguí torturándome por eso, que ya pasó, hasta quedarme dormida. Transcurrieron un par de horas hasta que desperté por un terrible mareo, casi como si fuera a devolver el almuerzo, pensé que realmente lo iba a hacer hasta que ví que casi era la hora a la que Rubí me citó... No me quedó más que "Tragar el vómito".

—Tal vez fue una especie de alarma natural...—Me cambié y limpié mis lentes, que estaban sobre la cama, para después ponerme en marcha a la casa de Rubí...

❤ Todo Por Ti ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora