Capítulo 2-4

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Punto de vista de Rubí.

Es ya algo tarde.
Tal vez... Bueno, quizá se perdió, ¿No? O... ¡No! ¿¡Y si la secuestraron!? No, no, no, no, no,no...
Estaba histérica y muriendo por dentro. Me iba a preparar para salir en su busca. hasta que alguien tocó la puerta y corrí para abrir.
Disimular mi falta de oxígeno por esa repentina aceleración junto con mi preocupación fue difícil, ya que nada más abrir vi a mi ángel frente mío, pero... También creí ver a alguien que se alejaba rápidamente en una bicicleta...

—¡Hola!

—¡Hola Jade, pasa!

—¡Claro! —Se ve más animada que hace un rato, me pregunto por qué...

Pasamos a la sala de estar y le pedí que dejara sus cosas ahí ya que le había preparado una cena especial, solo hecha para ella con mis grandes dotes culinarios. 

—No era necesa...— Y en ese momento su estómago se hizo notar.

—Parece que alguien no está de acuerdo.— Canturreé, sonriendo. La llevé hasta la cocina donde le dije: "No te preocupes, ni te molestes, eres mi invitada y yo me encargo."

—...Pero no es...— Bam! En un parpadeo le había servido una cena de fideos —Que probé con anterioridad, para evitar que ella se quemara su preciosa boca— digna de un restaurante de lujo; cuya receta —que obviamente no saqué de la Interweb— era digna de una diosa. Ella sólo se quedó observando mientras salivaba, y yo ya tenía esta escena planeada en mi cabeza: Tomarle la mejilla y hacer que me mirara, para ver esos ojos verde esmeralda, acercarme a ella y... De repente llegó a mi mente un recuerdo, mis sentidos no estaban al cien, y se me salió...

—...Entonces... ¿Eres talla D?— Ella sólo me miró roja y me dijo:

—D de dragón...

Después de la cena

Punto de vista de Jade.

—No puedo más... Estoy llena...— Dije, recostándome sobre la silla.

—¿En serio? ¡Aún quedaba el postre! Además, solo comiste fideos.

—Es que eran deliciosos... Y no parabas de servirme más y más...— Me quejé, aunque luego solté unas risas.— Gracias por la cena, en serio estaba rica...

Rubí me miró, con las mejillas coloradas, y sonrió.

—¡Gracias por el cumplido! 

—Hasta consideré la idea de pedirte que vivamos juntas para que cocines tú.— Reí nuevamente por mi broma, aunque el rostro de ella se iluminó.

—¿¡Y por qué no te quedas conmigo!? Digo... Tengo casa sola y...

—¿Qué? Jeje, no, era una broma...— La calmé, sonriendo con tranquilidad.

—Oh... Bueno... Sí, una broma...— soltó unas risas, aunque se le veía algo... ¿Decepcionada? Recogí mis platos y ella me dijo que ella lo hacía, pero le dije que yo lo hacía.

—Para nada. Tú cocinaste por mí, yo lavaré por ti. No me consientas tanto.— Le sonreí y procedí a lavar las vajillas. 
Mientras lo hacía, recordaba el momento que pasé con aquella chica, Daisy... Es bastante simpática, y al parecer vamos a la misma escuela... Aunque... Lo que más me llama la atención es que sus labios son bastante suaves.

—¡Ey, Jade!— Me llamó Rubí y la volteé a ver.— ¿Segura no quieres postre? ¡Es gelatina!

—Ah... ¡Bueno! Solo déjame terminar con los trastes, ¿Sí?

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