“¿Crees en el destino?”
Si fuera por el destino, no te habría conocido.Yo pienso que el destino no es insensato, no nos trae dolor a menos que sea necesario.
Esa tarde no dije nada, los vi de lejos y solo pude voltear la mirada, caminar en sentido opuesto, el dolor punzante adormecía mi cuerpo, un sentimiento tan fuerte que no podía expresarlo con palabras, quería que la muerte me alcanzara, que por fin terminara con mi sufrimiento.
Continué con mi camino esa noche, en silencio, las lágrimas no cesaban, solo quería que la imagen de aquella escena que me atormentaba desapareciera.
Todo se veía nublado, y mi cabeza daba vueltas, ese camino por el que nunca antes había pasado, se mantenía ajeno a mis emociones, pero parecía que las entendía, el viento carcomía mis sentidos.
En ese momento lo había entendido, el destino es caprichoso, camine lo más despacio posible, solo para volver a encontrarlos.
Para llegar a mí casa tenía que tomar el tren de la central, este se demora alrededor de 25 minutos, solo quedaba el último, y era al que tenía que llegar para ir a casa.
“Ellos estaban ahí”.
Al llegar a la estación los vi, estaban platicando con tanta normalidad, como si el único que no entendiera lo que pasaba era yo, por primera vez me arme de valor, subí al tren, después de todo era el último, no podía quedarme más tiempo.
Me senté en el asiento frente a ellos, un gesto de incomodidad se pudo ver en la cara de Azuri, pero nada más, solo me volteo a ver una vez para después seguir hablando con él.
Como si yo fuera nada, “EL” se mofaba a carcajadas hablando con un tono lo suficientemente alto para incomodar a los demás pasajeros, mientras los escuchaba el dolor en mi pecho se hacía cada vez más fuerte, la debilidad se apoderaba de mi cuerpo y el deseo de querer salir corriendo era inevitable.
Estaban frente a mí y ella lo había elegido antes que a mí.
¿Era mi culpa?, quizás podría ser así, después de todo no le había avisado que iría.
Dentro de mi mente trataba de justificar sus actos, pero nada que pudiera pensar podía justificar tal acto.
“Fueron los 25 minutos más largos de mi vida”.
¿Qué era yo? En ese momento mi identidad como persona había sido pisoteada, nada podía compensar lo que dentro de mí se estaba rompiendo, no existían palabras que repararan aquel dolor, ella lo prefería antes que a mí.
Solo quería llegar a mi cuarto y esconderme debajo de las cobijas, solo quería olvidar lo que había pasado.
Esa noche apague mi teléfono, no quería que me reclamara, para ella todo siempre era mi culpa.
Esa noche tuve un sueño, uno como nunca antes lo había tenido, quizá si en ese entonces lo hubiera entendido todo sería distinto, pero era ingenuo, tenía amor en el cerebro.
Ella me había traicionado, y después me había ignorado, era momento de desechar mis sentimientos y decir adiós, yo no tenía nada más que hacer con ella, por más que la amara, ella no me quería a mí.
Solo era una víctima de la traición.
“Las aves han volado, los recuerdos se han cimentado, una pequeña mariposa volaba por el cielo, en un campo que se extendía al horizonte, una escena tan calmada, y llena de paz, pero esta no dura para siempre, las nubes comenzaron a oscurecerse, y la mariposa volaba con dificultad, el viento hacia que su camino fuera interrumpido, pero la mariposa siguió adelante”
La mañana siguiente se me hizo tarde, siempre me iba con Azuri el camino a la escuela, pero en esa ocasión el no dormir al final cobro sus cuentas, tuve que tomar el tren que salía después del mío.
Como si se tratara de un mal sueño los vi en la entrada de su escuela.
Él ahora estaba más cerca de ella que antes, era descarado, ¿que no tenía novia?
No entendía que estaba pasando, en ese momento decidí encender mi teléfono.
Tenía alrededor de 50 mensajes y 10 llamadas perdidas de ella.
Como lo había pensado me culpaba de todo, y justificaba el no hablarme, me decía que no había pasado nada entre ellos.
Como si fuera a creerle, los había visto en persona.
Estaban juntos de nuevo en la mañana, todo era una serie de mentiras que se encadenaban a una verdad que ya no existía.
En ese momento debí dar marcha atrás y salir de esa relación, no tenía nada más que hacer, no había nada para mí.
Entonces, ¿porque no lo hice?
Al siguiente día, ella me dijo que si la podía ver.
Debí decir que no, pero no pude, a pesar de todo yo quería amarla, y cuando ella decía que sentía lo mismo por mí, yo le creía.
Esa tarde fue así, estaba esperándome, en aquel parque, en el centro, se veía tan hermosa desde lejos, solo estaba sentada leyendo un libro, su cabello se ondeaba con el viento.
Era una escena tan mágica, única, aun así yo tenía el cuerpo adolorido, sentía el pasar de cada segundo, sentía como el cuerpo se me adormecía con cada paso.
No había rastros de nada más, todo era normal, como si los delirios fueran solo míos.
“Hola Azuri”.
-Hola Raúl.
Su mirada, se proyectaba en mí solamente, como si solo ella y yo estuviéramos en ese lugar, solo los dos en ese momento y nadie más.
Un sentimiento destellante abordaba mi esencia, sentía nervios y miedo, pero al mismo tiempo, deseaba que ese momento durara para siempre.
Tenía todo calculado, él no nos interrumpiría.
Porque ese día, el vería a su novia, ella me había utilizado y mis ilusiones duraron sin saberlo, emocionado, por lo que pensé era para mí esa vez, pero solo era una cortina.
Lo supe esa misma noche.
“Mis ilusiones una vez más se habían roto”.
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Reflejo!
Teen Fictionuna doble traición y engaño es el tema central de la historia, el los ha descubierto pero no tiene el valor para hacerle frente a su novia, la ama demasiado. El otro chico traiciona a su novia sin importarle nada, se cree que nadie puede descubrir...