Capítulo 2

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Me terminé de poner mis zapatillas amarillas favoritas y comencé a caminar rumbo hacia la universidad, tardé unos diez minutos ya que se encuentra a 8 cuadras de mi piso compartido.

Mis ojos eran los de un niño quien ve juguetes nuevos, estaba encantada con el lugar, las personas tenían diferentes estilos y contagiaban una energía especial, pero mientras los observaba, mi cabeza estaba centrada en encontrar a mi única conocida en ese lugar, Alba, aunque no apareció. No perdí tiempo en preocuparme por ello ya que sabía que llegado el horario de entrar a clase, ella estaría sentada en el quinto banco como me comentó que hacia usualmente.

Entré al aula y me senté en el primer lugar ya que no tengo buena vista y necesito estar cerca de la pizarra, fui la primera en llegar de todos mis pares.

Había pasado media hora de comenzada la clase, y ella no llegaba, me empezó a correr incertidumbre por el cuerpo, ¿le habría pasado algo?.

Respire y seguí concentrada en mi clase hasta que llegó la hora de salida, quería llamarla para comunicarme con ella pero no nos habíamos pasado los números; mi cabeza era un rompecabezas y no sabía por donde empezar a buscar ni tampoco tenía idea de por qué me preocupaba tanto por alguien que había hablado solo un rato en mi vida.

Necesitaba tomarme un té para tranquilizarme así que me dirigí hacia la cafetería de enfrente, con ojos de preocupación dejo caer mis brazos para abrir la puerta del sitio, me acerqué a la barra y le pedí lo que necesitaba, mientras esperaba el té escuché mi nombre sonar, rápidamente me giro y veo la cara de quién estaba esperando ver, se me dibujó una sonrisa que no duró mucho al ver que Alba estaba junto a mi compañera de piso con la cual desde el primer momento que nos vimos fuimos agua y aceite, cruzamos varias peleas en lo que va del día pero no me preocupaba ya que pensaba no cruzármela en mis otras actividades, pero igual fui magnetizada por quien si deseaba ver.

-Hola Nat, ella es mi novia Julia- exclamó Alba.

Me paralicé y no entendía el por qué, suelo ponerme así frente a gente que no conozco pero no era el caso, igualmente saludé con mi voz entrecortada y salí con mi té afuera. Mi cabeza trabajaba a mil.

De un solo sorbo terminé el aperitivo y me dirigí hacia mi casa, a las cinco cuadras caminadas me giré corriendo hacia el lugar donde se encontraba la pareja, ya que sabía que había dejado confusa la situación y no me gustaba la idea.

Esta vez si caminé con firmeza hacia su mesa y me senté orgullosa junto a mi primer enemiga de España.

-Hola Julia, no pensaba verte tan seguido, parece que el destino nos quiere unir- dije con voz fina.

Veía en el rostro de Alba un poco de confusión por mi actitud así que decidí comentarle la relación con mi compañera de piso que era su mismísima novia.

Pasamos el rato charlando de nuestros intereses cuando la voz de Julia exclamó que debía irse, no voy a negar que me puse un poco contenta ya que quería pasar tiempo a solas con Alba quién luego de darle un beso de despedida a su novia me comentó que estaba sacando a luz en su piso la nueva colección de cuadros que le había costado tanto terminar y que quería compartir conmigo. Yo encantada.

Me preparé, me vestí con mis pantalones negros, mi camisa manga corta y obviamente los borcegos negros para estar lista a las 8:00 pm, horario de la muestra en el piso de Alba. Tomé un taxi y le comuniqué la dirección.

Quedé encantada con las obras de arte, aunque no esperaba menos de ella, que era belleza en todas sus formas. Quería expresarle mi encanto pero Alba se encontraba muy ocupada por lo que decidí esperar afuera a que terminara mientras me fumaba un cigarrillo.

Al terminar la muestra fue ella quien vino a buscarme afuera y me hizo pasar a su casa, pero ahora sí solas.

Le comenté con alegría lo tanto que me gustaba lo que hacía y lo que me transmitía, sentí la emoción en su rostro que se envolvía con mis largas manos. Nos quedamos un pequeño rato mirándonos tomadas de las manos sin pensar en nada, solamente sucedió así pero fue ella quien se echó para atrás confundida de la situación, la acompañé en su movimiento y decidí que lo mejor era irme.

Me acompaño hasta su puerta y nos despedimos con un beso en la mejilla. Me corrió escalofríos por el cuerpo.

No pido mas || Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora