▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄ CHAPTER ONE ( campamento mestizo )
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—¡NO HUYAS, SEMIDIOSA! —gritó una de las mujeres serpiente, persiguiendo a la pequeña niña. Ambas mujeres serpiente tenían dos lanzas listas para ser lanzadas. Venus soltó un grito cuando vio pasar una por su lado.
Cualquier mortal que viera esa escena solo pensaría que eran dos jóvenes jugando con su hermana de ocho años. Claramente eso no era lo que sucedía.
Era la primera vez que Venus iba a un parque a jugar con niños de su edad, después de rogarle mucho a su madre; se había esmerado tanto en conseguir esa salida para poder convivir con personas. Solo quería tener amigos, pero ahora se encontraba sollozando y gritando por su vida. Continuó corriendo sin mirar por dónde iba; solo quería a su madre y despertar de esa pesadilla.
Otra lanza pasó rozando su cabeza.
Un fuerte golpe la detuvo de seguir corriendo. Había chocado con un árbol sin darse cuenta. Las mujeres serpiente se encontraban a unos cuantos metros de la pobre Venus. Estaba atrapada.
—Por aquí, niña —le habló el árbol—. No te lastimaré. No soy un monstruo. Tu padre me envió a rescatarte de esas cosas.
Una chica verde surgió del tronco del árbol y tomó la mano de la niña, llevándola lejos de los dos monstruos que la perseguían sin dejar rastro alguno.
—Yo no tengo papá —le respondió la niña, muy segura de sí para su sorpresa—. ¿Quién eres?
—No es importante ahora, pequeña semidiosa. Aquí ya no es seguro para ti.
Venus miró detalladamente a su rescatadora. Era muy linda, pero algo fuera de lo común. Su piel era verde y llevaba un vestido café, o eso creía, ya que parecía fusionarse con el cuerpo de la chica. Sus ojos también eran verdes, solo que más oscuros que su piel. Tenía un lindo cabello rubio.
—Eres muy bonita —soltó la niña, haciendo que la dríade se pusiera más verde de lo que ya era.
—Mira, tu madre está allá —la dríade señaló a una mujer que miraba por todos los lugares posibles, buscando a su hija—. Recuerda esto, niña: debes irte al Campamento Mestizo ahora que los monstruos no te siguen.
La niña solo asintió a todo lo que le decía la chica verde. Antes de irse, le susurró un gracias para luego correr hacia su madre y largarse de ese lugar.
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