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Se nos había hecho un poco tarde hoy.

Jungkook se agachó, desbloqueando la puerta de metal con la llave, levantándola un poco con el brazo para ponerse en pie y acabar metiendo la bota en el hueco que había creado, empujando hacia arriba con fuerza para que la persiana metálica subiera, abriendo hasta la mitad, girándose hacia mí después.

Me cambié el bolso de hombro, esperándole en el final de la acera, observando cómo se guardaba las llaves en el bolsillo del pantalón y se ajustaba la chaqueta de cuero antes de acercarse a mí, con las botas resonando contra la piedra.

Hoy hacía frío y Jungkook frotó la boca durante unos segundos contra su propia bufanda antes de girarse hacia mí mientras yo me acercaba, preparada para entrar a la tienda e ir encendiendo la calefacción. Estaba deseando que llegara la primavera.

— ¿Quieres café o té hoy? —preguntó, sin levantar la boca de la bufanda. Levanté la cabeza en su dirección, mirándole fijamente mientras pensaba, observando sus cejas no del todo cubiertas por el flequillo bien colocado gracias al gorro negro.

— Mm...—. Entrecerró un poco sus ojos oscuros, esperando a que hablara. Jungkook hizo un movimiento con la cabeza, descubriendo los labios de detrás de la bufanda, atrapando la tela bajo su barbilla—. Estoy pensando—susurré, antes de que dijera nada en mi contra, levantando una de las manos, rozando sus mejillas frías primero, moviendo después los dedos hacia los pendientes de sus orejas, frotando el pesado aro que comenzaba a estirar la perforación entre mis dedos antes de que reaccionara.

— Yuna—. Jungkook chasqueó la lengua, girando la cabeza hacia el lado contrario, intentando que alejara los dedos de él porque odiaba que hiciera eso y me reí con suavidad, separando los dedos, enganchándolos en el cuello de su camiseta negra, tirando de ella y poniéndome de puntillas para alcanzar su boca con la mía.

Menos mal que sus labios, a diferencia de su rostro, no estaban fríos. Jungkook se giró un poco más hacia mí, haciendo que sus botas oscuras chocaran con la punta de las mías. Sentí una de sus manos en mi cintura, mientras la otra se cerraba sobre mi hombro, dando un apretón mientras yo le besaba la boca y las comisuras de sus labios, hasta que no pude aguantar más de puntillas y me separé, dando un paso hacia atrás para terminar de recuperar el equilibro.

La expresión entreabierta de su boca, a la espera de más besos, me calentó el estómago.

— Hoy quiero un té rojo, con doble de azúcar—. Jungkook asintió, sacudiendo la cabeza para recolocar su flequillo, volviendo a esconder la boca tras la bufanda, haciéndose a un lado para comenzar a caminar hacia la cafetería que había a solo un par de tiendas de distancia—. ¡No te olvides de la tarta de queso con mermelada!

— Jimin ya la tiene lista antes de que llegue—bufó, poniendo los ojos en blanco y escondiendo las manos en los bolsillos de la chaqueta.

— Bien —sonreí, satisfecha, girándome hacia la puerta. Él no avanzó.

— Lo he dicho para que te des cuenta de lo obsesionada que estás con esa cosa. — Aun no estaba muy lejos así que intenté darle una patada en un muslo, pero la esquivó, caminando lejos de mí un poco más rápido.

— ¡Cállate y ve a por mi alimento, Jeon Jungkook!

— Loca.

***

Dejé la persiana de metal a medio subir mientras esperaba a que Jungkook volviera de la cafetería, enfocándome en encender el ordenador, la caja registradora y por supuesto la calefacción de todo el estudio. Solo cuando ya comenzaba a notarse el calor en el interior de la tienda me senté frente al ordenador tras el mostrador abriendo spotify y encendiendo la lista de reproducción.

Tattoo - Kth and JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora