3

5.2K 536 287
                                    

— Primero saldrá el disco y luego ya empezaremos con conciertos. — El sonido de la máquina de tatuar borraba un poco la fuerza de su voz y asentí, sin levantar los ojos de los tonos azules que estaba integrando en el dibujo. Pintando, limpiando y volviendo después a pasar la aguja—. Tenemos ya un par, y las entradas están casi agotadas en ambos.

— Eso es increíble —contesté, incorporándome un poco para agarrar más color azul. Yoongi asintió, abriendo los ojos y moviendo la cabeza para ver por qué había parado, sus labios hicieron una mueca de dolor al ver que volvía a acercarme a él con la aguja.

— Duele como la mierda ¿falta mucho?

— Aun queda un poco —me reí, mientras él se acomodaba en la camilla—. Añadir color siempre duele un poco más.

— Con Jungkook dolió menos.

— Retira eso. Tengo un arma y sé cómo usarla.

Antes de que Yoongi pudiera resarcirse de su error la puerta de la habitación de tatuar número 1 se abrió y el mismo Jungkook entró con el móvil en una mano y dos botellas de agua en la otra.

— ¿Qué tal vais? —preguntó, soltando las dos botellas sobre la mesa de colores. Volví a incorporarme, dejando caer la espalda sobre el respaldo y bajando el cubrebocas negro hasta la barbilla.

— Por un poco más de la mitad. Va a quedar increíble.

— La pizza ha llegado, por si queréis tomar un descanso ahora —contestó, asintiendo y acercándose un par de pasos. Se colocó junto a mi silla, apoyando una de sus manos sobre mi hombro izquierdo, frotando con el pulgar la espalda tensa en un intento de eliminar los nudos. Me aguanté el suspiro de placer.

— En cuanto termine con el azul vamos. — Subí el rostro para mirarle, observando sus ojos oscuros y amplios enfocados en cómo iba el tatuaje. Volvió a asentir, tirando con los dientes de su labio inferior. La nariz y las mejillas le brillaban y aguanté las ganas de estirar los dedos y apartarle solo un poco, el flequillo de los ojos. Su mano se movió por mi espalda, frotando en varias direcciones.

— ¿Te está haciendo mucho daño, Yoongi? —preguntó, y moví los ojos inmediatamente hacia nuestro amigo, indicándole solo con una mirada que tuviera cuidado con sus palabras. Yoongi sonrió, moviendo el brazo libre para colocar su mano bajo su nuca.

— Nada fuera de lo normal. Es una blanda y va muy despacio. — Chasqueé la lengua, guardándome para mí el comentario, volviendo a mirar a Jungkook.

— Por cierto, he estado revisando la cuenta de Instagram ¿Wheein ha cambiado su cita para el miércoles? — Aquí venía. Tragué saliva, asintiendo, estirando un poco el cuerpo.

— Sí, anoche, se me olvidó decírtelo. Dijo que tenía trabajo de última hora el sábado.

— ¿El miércoles lo tienes libre? —preguntó, frunciendo ligeramente el ceño, confirmándome que había leído al completo la conversación. Vale, estaba nerviosa.

— Casi toda la tarde, así que sin problema.

Me humedecí la boca con la lengua, observando al detalle el rostro de Jungkook. Su ceño fruncido entre los mechones oscuros de su flequillo, su rostro fino, la pequeña cicatriz sobre su mejilla, el color avainillado y el movimiento que sus pendientes plateados hacían al mover la cabeza. Sus dedos seguían sobre mi cuello y encogí los hombros cuando me hizo cosquillas, rompiendo sus cerrados labios en una sonrisa.

— Muy bien.

— Entonces yo me encargo del tatuaje que adelanté para el sábado ¿vale?

— Mira que eres cabezona —bufó, negando con la cabeza—. Sigo teniendo menos trabajo que tú ese día.

Tattoo - Kth and JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora