Busco en internet los distintos sitios web que me permitan crear un blog donde comenzar mi... lo voy a llamar entrenamiento. Aún no tengo ninguna genial idea para un libro, pero entiendo que lo primero que tengo que hacer es desoxidarme.
En realidad no es que haya abandonado por completo la escritura, pero lo poco que he escrito en estos años no me sirve para nada en absoluto. Me pongo a releer pequeños relatos o historias que tengo en mi ordenador y ni siquiera me gustan, así que no voy a perder el tiempo en intentar rescatar alguna de esas ideas. Necesito hacer algo nuevo.
Tengo que empezar de cero. Hacer reflexiones sobre lo que pasa a mi alrededor no me parece mala idea. Puedo analizar las cosas, no se me da mal eso. Estoy bastante al tanto de las conspiraciones del gobierno, del poder y control que tiene sobre el mundo el grupo Bilderberg, de los escándalos tapados de manera conveniente. Puedo poner sobre la mesa todo el entramado y que llegue a la gente, o al menos intentarlo.
Sé que para eso tengo que hacerlo bien, con calma, lo que me va perfecto porque tampoco quiero que se convierta en un periódico. Por lo menos ya tengo el nombre. Sé también que Gaby tiene razón y que he estado tres semanas como alma en pena, pero de repente un lunes, el día más feo de la semana para mí, se presenta distinto. Esta mañana Jose me da la idea perfecta para mí y ahora Gaby se encarga sin darse cuenta, de darme el nombre perfecto. Casi voy a tener que cambiar de opinión con respecto a los lunes.
Aunque... ahora que lo pienso bien soy un poco fracasado. Me siento en mi comodísima silla giratoria y me pregunto por qué no se me ha ocurrido a mí nada. No sé el motivo para escudarme en lo que dicen otros. No sé por qué carajo no tengo la suficiente imaginación, así que sí, me siento un fraude. Otra vez esas malditas dudas sobre si puedo hacer algo o no. Menudo escritor de pacotilla voy a ser si no se me ocurre sobre qué escribir y tienen que decírmelo.
No. Se acabó. No puedo pensar así. No me lo puedo permitir. No es nada sano eso de volver a ese oscuro lugar en mi mente en el que la autocompasión es la tónica general. Bueno sí, está claro que me han ayudado, pero todo el mundo ha recibido ayuda alguna vez. En mayor o menor medida todo el mundo se ha visto influenciado por alguien, así que no puedo juzgarme por ello. Esta vez no lo voy a hacer.
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Quiero escribir Harry Potter
General FictionDavid es un chico normal, con una familia y amigos peculiares, que está atrapado en un trabajo que no le gusta, y que tiene un sueño: escribir un libro. Decidido a cumplirlo, invierte horas y horas en buscar la idea definitiva. El problema es que to...