―Introooooooooo ―grito mientras hago que mi dedo índice viaje lentamente desde la altura de mi cabeza hasta la tecla del ordenador que permitirá la visualización de la nueva entrada en mi blog.
Escucho pasos apresurados y de pronto la voz preocupada de Gaby.
―¡¿Pero qué...?!
No le da tiempo a preguntar nada cuando se ve interrumpida por el timbre de la puerta. Me frunce el ceño, parece que no le ha gustado la interrupción, pero decide que es mejor ir a abrir. Enarco las cejas y la sigo, no puedo negar que tengo algo de miedo por lo que me pudiera haber dicho.
Apenas me ha dado tiempo de salir del estudio cuando veo que Fernando entra como una exhalación, bastante nervioso y acompañando sus atropelladas palabras con bastantes aspavientos.
―¡Está loco! ¡Le podía haber pasado cualquier cosa! ¡Loco! ―grita señalándose la sien.
―Hola, Fernan, a ti también ―comento con un gesto sarcástico.
―¿Hola? ¿Tú crees que estoy para holas?
Me está mareando con tanto paseo arriba y abajo.
―Bueno, bueno, bueno ―comienza diciendo Gaby― ¡Cómo está el patio! Yo creo que me voy a ir y os dejo hablar tranquilos.
―¡¿Cómo que te vas?! ―le grita acercándose a ella―. ¡Tú lo sabías! ―finaliza apuntándole con el dedo índice.
¡Hey, hey, hey! Se está pasando y no me gusta nada, así que me pongo serio y me sitúo justo delante de él.
―No te pases, chaval. No grites tanto y tranquilízate. Le hablas bien y sin alzar la voz. Te sientas y te explicas.
Pocas veces es necesario que nos hablemos así, pero tanto él como yo tenemos un pronto temible y el otro tiene que encargarse de bajar los humos. Por suerte, Fernan suele entrar en razón pronto, y no tarda en verse arrepentido mirando a Gaby con los labios apretados.
―Tienes razón, perdona. ―Ahora parece más calmado. Se sienta en su sitio de siempre y continúa con un tono de voz de nuevo de persona normal―. Pues resulta que Rafa se ha ido esta semana con la tal Antonia.
―Toni ―corrige Gaby inmediatamente. Ambos la miramos, Fernan con no muy buena cara―. Es que... odia que la llamen Antonia... sigue, sigue ―nos apremia carraspeando.
Sonrío levemente intentando que no se me note demasiado, que tampoco está el horno para bollos.
―Bueno, pues muy bien, ¿no? ―comento entonces queriendo que retome el tema.
―Muy bien no. De muy bien nada. ―Veo que se vuelve a encender por momentos y él mismo trata de controlarse respirando hondo y exagerado―. El muy chalao se ha ido esta semana de activista de Greenpeace a no sé dónde, en contra de unos vertidos de no sé cuánto... Y ojo, no nos equivoquemos, a mí me parece estupendo que luche por un mundo mejor, pero es que se ha ido con una tía que no conocía de nada, a un sitio donde no conocía a nadie, a pelearse con una multinacional estadounidense, ¡donde es legal tener armas! ¿Este tío está loco?
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Quiero escribir Harry Potter
General FictionDavid es un chico normal, con una familia y amigos peculiares, que está atrapado en un trabajo que no le gusta, y que tiene un sueño: escribir un libro. Decidido a cumplirlo, invierte horas y horas en buscar la idea definitiva. El problema es que to...