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[Ya sé que eliminé este capítulo, pero considero que debe salir a la luz. Traté de que está vez fuera más extenso]


Fue un día en el que veían películas juntos. Cuando ambos estaban en el suelo. Cuando TaeHyung recostó su cabecita en el pecho de JungKook y recibió cortos besitos.

Cuando deseó ver el rostro de Jungkook y este tenía toda su atención en él. Cuando se reincorporó sobre sus rodillas, tomando las mejillas del menor, acariciandolas con dulzura, buscando a aquel niño que solía esconderse tras él, aquel niño de mirada brillante que nunca le trato mal.

Y le besó.

Los brazos de JungKook rodearon su cintura acercando sus cuerpos. Rozándose levemente dejó que su corazón decidiera.

Separándose, agitados, ambos sonrieron, Tae acercó sus frentes. Y ambos cayeron en aquella maraña de sentimientos e impulsos.

TaeHyung le deseaba y no iba dejar que sus inseguridades le ganasen, ya no más.

Las ropas fueron cayendo tan descuidada y desordenadamente hasta que no quedará ninguna. Sus labios se unieron una y otra vez en besos desenfrenados. Las manos de TaeHyung acariciaban la espalda desnuda comprobando su suavidad, ascendiendo hasta los cabellos azabaches y perdiéndose en ellos.

En cada beso, cada suspiro o caricia, JungKook deseaba detener el tiempo y quedarse así para siempre. Con Tae, porque con él todo estaba bien, porque con él podía sentir el mismo cielo.

Tímido, pero deseoso acarició los muslos del mayor rozando aquella única prenda y la bajo tan lento aprovechando para sentir su piel en el descenso.

Era suave, tan tersa como había imaginado. Su piel era un pecado, uno realmente hermoso.

Besó también sus mejillas rosadas, el ligero toque haciéndole ronronear satisfecho, cerrando los ojos, jadeante, pronunció su nombre.

— Koo-kie

Su cuerpo era su perdición. Una perdición que se dejó admirar tan pura y bella. Una perdición que se permitió besar y acariciar con adoración.

Tomando los pezones que le volvieron loco, aquellos un tono más oscuros que la acanelada piel.

TaeHyung gimió, se curveó hacia atrás, abriendo sus piernas, deseoso .

Sus pezones fueron liberados y en su lugar un camino de besos fue dejado sobre su abdomen plano.

Un placer indescriptible se apoderó de su cuerpo cuando JungKook descendió perdiéndose entre sus piernas.

No pudo callar aquellos gritos que aumentaban mostrando su goce, rozando aquella línea que advertía su clímax.

JungKook se movió rápidamente, quedando sus brazos a los costados de la cabeza de su novio, mirándole a los ojos, dejando un pequeño beso sobre su frente.

— Si te hago daño. Yo-

— No, no lo harás.

TaeHyung besó con dulzura el pecho de JungKook, mirándole a los ojos con toda la seguridad que le daba su amor.

Y se internó despacio, callando su propio gritó de placer en los labios de su novio que soltó una exhalación de dolor.

Acariciando su falo mientras besos escribían "te amo" bajo su piel.

Decidido a retirarse cuando divisó una pequeña lágrima, pero TaeHyung no se lo permitió, no cuando aquella no era por dolor.

El castaño mordisqueó los hombros y arañó la espalda del pelinegro cuando se sintió listo.

Movimientos primero lentos, acelerando y manteniendose profundos, inundando la habitación en gemidos sincronizados.

Una sinfonía perfecta que devoró toda aquella inseguridad que un día sintió, porque en sus pensamientos solo existían el uno y el otro.

Mirándose a los ojos después de un beso extenso, desbordando dulzura, ambos se liberaron.

Mirándose a los ojos sonrieron cómplices.

Complaciendose, pues no había mayor placer que sentir su cercanía.

JungKook dejó un pequeño beso, casi un roce, sobre la nariz de su Tae, jugando con este a que fuera en los labios. Tae le gruñó, abultando sus mejillas como una ardilla con bellotas.

— Mi adorable Tae.

Pronunció y rodeó a su novio en un abrazo lleno de besos.

— No, no— rió bajito.

— Mi Tae.

— Mi Kookie.





My lovely Tae ლ KookV ლDonde viven las historias. Descúbrelo ahora