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Su cabellera había tomado su tono natural, un castaño, el mismo que tenía cuando era un niño.

Su pancita y sus regordetas mejillas habían quedado en el olvido. Había cambiado tanto que aún mirarse en el espejo le resultaba sorprendente.

Los cambios en su físico, no habían afectado su personalidad, pero aún así había notado que resaltaba más, mucho más.

Solía ir a terapias con su padre, donde recibió doce rosas de diferentes personas. Su apariencia había traído consigo admiración y la atención de su madre que orgullosa lo presentaba como su hijo.

Pero aún así se sentía vacío. No podía relacionarse con nadie que no conociera su verdadero yo. Aquel, aveces irritable, castaño que amaba las frituras, desordenado, gruñón, meloso como la miel.

Era un manojo de imperfecciones, oculto en una figura y rostro bonito o al menos aceptado por la sociedad.

Siempre creyó que estaba roto y su padre le aseveró que existía un descosido para él. Uno que aceptará y amara cada imperfección.

Y ahí estaba de nuevo pensando en JungKook y la tonta forma en que lo perdió, 

pero ¿Le había perdido realmente?

My lovely Tae ლ KookV ლDonde viven las historias. Descúbrelo ahora