La promesa → Wonwoo (Seventeen)

Parte 3

—No. Nada ni nadie. —Entregó el disco sin hacer contacto visual aún, sintiéndose ansioso de repente.

—Lo prometiste. —Wonwoo levantó la vista después de unos segundos y se encontró con aquella oscura mirada, ahora, llena de lágrimas.

—¡Myung Ji! —Exclamó con sorpresa, levantándose de su asiento y atrayendo la atención de sus compañeros y algunas fanáticas.

—Mentiroso. —Susurró, no pudiendo aguantar por mucho tiempo el nudo en su garganta y sin esperar palabras de Wonwoo se fue del lugar.

Las semanas pasaron, Wonwoo volvió a llamar un par de veces, aunque no insistió, dejando a Myung Ji más destrozada que antes, aun así la chica no quería responder, quería que él sufriera lo que ella, pero no podía evitar pensar que el dolor no iba a ser el mismo para él como lo fue para ella.

Su celular sonó, al ver la pantalla un número desconocido salió, le pareció algo extraño y en seguida pensó en las compañías de bancos y teléfonos; sin embargo decidió contestar.

—¿Hola? —Habló con profundo desinterés.

—¿Myung Ji?

—Sí, ¿Quién es? —Ahora el aparato tenía su atención.

—¡No cuelgues! Soy Wonwoo.

—Oh. —Su pechó se agitó pero no quiso demostrar el efecto que tenía él en ella. — ¿Qué quieres? —Preguntó con voz calmada y un toque de indiferencia.

—Verte. —Myung Ji se quedó callada por unos segundos, no estaba segura de qué contestar. —Por favor, dame otra oportunidad.

—Ya fueron muchas. —Finalmente decidió hablar, prefiriendo no ocultar su sentir. —Te he esperado mucho tiempo, todo éste tiempo mi vida giró en torno a ti.

—Sólo déjame verte hoy, quiero hablar contigo. —Su voz sonaba casi desesperada. —En el café de siempre, ¿Recuerdas?

—Sí. —Soltó con un suspiro cansado.

—Siete y media.

—Siete y media. —Repitió mientras colgaba, ¿Será que Wonwoo irá?

Preparó todo para ir al café, debía admitirlo, quería verse bien para él, todo aun giraba en torno a él. Se alistó de una manera en que podía ser ella misma, sentirse cómoda pero verse bien a su vez. No se puso mucho maquillaje ya que estaba segura que lloraría y vaya que tuvo razón.

El café estaba un poco vacío pues al ser día laboral la gente no pasaba mucho por allí. Ya eran las siete treinta y no había rastro de Wonwoo así que decidió llamar a Min Ah para perder el tiempo y poderle contar lo que estaba sucediendo.

—¡Min Ah! No sabes que ha pasado. —Su voz ahora sonaba entusiasmada. —¿Crees que pueda ir a tú casa en una hora más o menos?

—¿Hola? ¿Quién habla?

—Soy Myung Ji. —Su felicidad anterior se vio interrumpida para darle paso a la confusión. —¿Y Min Ah?

—Hola querida, soy Hana. —Myung Ji volvió a sonreír.

—Buenas noches, señora, ¿Cómo se encuentra? —La cortesía de la chica siempre estaba presente.

—Pues... No muy bien. —Carraspeó, intentando tragar el nudo en su garganta.

—¿Pasa algo...? —No estaba segura de preguntar, pero algo le decía que era importante.

—Min Ah...—Sollozó un poco y se tomó el tiempo para seguir hablando. —Tuvo un accidente hace media hora, no sé si... —Y de repente se soltó a llorar. —Lo siento, mi niña, los doctores están haciendo lo que pueden.