La promesa → Wonwoo (Seventeen)

Parte 2

—¿Wonwoo? —Titubeó nerviosa, aferrándose al aparato con su diestra mientras la otra mano apretaba la correa de su mochila.

—No, ¿Quién lo busca? —La voz sonaba un poco confundida.

—Me llamo Myung Ji, ¿Quién eres tú? —La decepción fue echa a un lado para que el tono de confusión se filtrara por medio de su voz.

—Ah, otra fan que consigue su número telefónico. —Era evidente que le decía a otra persona, pero se podía escuchar a la perfección. —Soy Mingyu. —Pudo sentir como el chico sonaba ya algo molesto, incluso pudo imaginarlo rodando los ojos, esto de ser famoso seguro no debía ser muy cómodo.

—Ah.

—¿Desanimada?

—¿Le puedes decir que hablé? —Ignoró su pregunta. —Soy amiga de él.

—Claro. —Ahora la confusión le llenó a él, pero no sólo eso, también una pizca de curiosidad.

—Bien, adiós.

—Hasta pronto.

Colgó y seguido miró la pantalla de su celular, la cual contenía de fondo una foto de Wonwoo y ella en la víspera de navidad, no pudo evitar sentirse triste pero en seguida su optimismo se volvió a apoderar de ella; tal vez estaba practicando, sí, eso debía ser, así que ya más animada sonrió y siguió su camino, confiando en que aquel chico de cabello castaño le haría llegar su mensaje.

(...)

—Te han hablado. —Mingyu aventó el celular en dirección a Wonwoo el cual ágilmente lo atrapó con una sola mano.

—¿Quién era? —Prendió aquel aparato con suma curiosidad y comenzó a buscar en la aplicación de llamadas.

—Dijo que era tu amiga, se llama Mong Ji o algo así, no recuerdo. —Se detuvo para escrudiñar su rostro e intentar descifrarlo. — ¿Quién es? ¿Tu novia? — Movió sus cejas al ver como los ojos del pelinegro se perdían claramente en el recuerdo.

—No es nadie. —Ahora sonaba algo molesto, así que se levantó del sofá y salió a la azotea, ignorando la mirada curiosa y burlona del menor.

Al estar allá arriba y con celular en mano vio en éste el número de la chica y después de pensarlo un poco decidió pulsar el ícono de llamada de color verde para marcarle, llevando el aparato a su oído mientras los recuerdos inundaban su mente. Lo recordaba todo de ella, la persona más linda que jamás había conocido, como sus ojos se achinaban casi hasta desaparecer cuando sonreía, el pequeño hoyuelo en su mejilla izquierda, la amabilidad y optimismo que la caracterizaba...

—El número al que usted marcó está apagado o temporalmente fuera de servicio.

Aquello interrumpió sus pensamientos y después de unos minutos volvió a intentarlo, al tener la misma respuesta decidió no hacerlo más y volvió a su sala de ensayos, perdiéndose una vez más en el trabajo duro.

(...)

Después de haber finalizado aquella llamada se sentía bastante esperanzada pero no pensó que a los minutos su celular comenzaría a sonar, así que lo tomó pensando que era Min Ah, para su sorpresa era el mismo número que había llamado hacía quince minutos. La sonrisa en sus labios se ensanchó. Estaba a punto de contestar cuando unos niños pequeños pasaron corriendo cerca de ella, haciéndola caer y debido a los nervios sus manos no pudieron mantener el aparato, éste cayó, rompiéndose en pedazos.

—¡Lo siento noona!

—No se preocupen, pero tengan más cuidado, por favor. — Intentaba guardar la calma, siempre era así, en especial con las personas menores que ella. Los niños hicieron un par de reverencias y continuaron jugando sin darle importancia a lo que habían hecho.