Tú me cambiaste

Capítulo 1 parte 4: Cruel

Narra Bakugou:

Lágrimas, una tras otra...

Ella estaba tirada en el suelo, llorando sin parar, sus bonitos ojos estaban llenos de ese líquido tan extraño en ellos, llena de arañazos y moratones.
Intentó levantarse, pero falló en el intento, parecía que no le quedaban fuerzas.
Se puso de pie de nuevo y hizo unos cuantos saltitos para ver si se había roto algo, parecía que no.
Se colocó bien la ropa, se arregló el pelo, cogió los restos del mobil y la bolsa y fue hacia la academia.

Unos segundos después miré hacia los extras y me sorprendí, estaban todos aterrorizados. Unos tenían los ojos llorosos, otros tenian las manos cubriendose la boca por el miedo y otros estaban animando a otros con abrazos.
"¿Qué mierda acaba de pasar?" pensé.

- ¿Q-qué acaba d-de pasar c-chicos? - No me leas la mente maldito nerd.
- No es lo que parece, seguro que hay una explicación - Dijo Denki.
- ¿Eres idiota o qué? ¡Claro! Le pegaron una paliza porqué es demasiado bella, ¿no? Vaya imbécil - Le dije.
- Pero ella ni reaccionó, es como si estuviera esperando a que pasara - Dijo el bicolor.
- Ahora que lo dices, es verdad que no hizo nada para impedirlo - Dijo el cuatro ojos.
- ¿Estáis insinuando que no es la primera vez que le pasa? - Preguntó la de la coleta alta.
- No puede ser... - Dijo Mina con los ojos llorosos.
- No deberíamos haber visto eso chicos - Dijo Hagakure.
- Deberíamos irnos... - Dijo la rana.
- Pero aún no hemos acabado la misión - Dijo Todoroki.
- Bueno, pues... ¿Quién quiere irse? - Preguntó la rockera.

Los que se rajaron fueron la de la coleta alta, el cuatro ojos, deku y la rana.
Y los demás extras y yo nos dirigimos hacia la academia de la cara redonda.

. . .

Pasó poco tiempo cuando llegamos al estudio. "Para estar en las afueras es como un palacio este sitio" pensé.
Cuando entramos lo primero que vimos fue que habían muchos estudiantes, era muy popular la escuela. Muchos estaban hablando de pie o sentados en el suelo. Otros estaban estirando o calentando, otros corrían de un lado a otros o simplemente estaban de pie esperando a la siguiente clase.
Cuando nos fijamos que delante había una gran barra con tres secretarios nos acercamos.

- Hola buenas tardes, me podría decir a que clase me asignaron - Dijo Hagakure.
- Nombre - Dijo el hombre sin mirarle la cara.
- Eeemm... O-Ochako Uraraka - Dijo. "Que cuele por favor" pensé.
- Quinto piso, sector 1 y clase A - Dijo sin interés.
- Muchas gracias -

Y nos fuimos corriendo al ascensor. Nos perdimos dos veces para encontrar la maldita clase, pero como ya saben, ¡a la tercera va la vencida!
Cuando llegamos nos pusimos delante de los vidrios para mirar desde afuera la clase.
Habían unos treinta candidatos a entrar a la academia y todos eran muy jóvenes y se notaba que tenían poca experiencia. Iban todos con ropas muy oscuras, pero una persona destacaba entre todas las demás. Una chica no muy alta, con un recogido de bailarina en su cabello castaño, un collar agarrado a su cuello, un mallot rojo pasión que entallaba sus formados pechos, estrechisima cintura y buenas caderas y unas mallas color carne pegadas a sus delgadas piernas. "Lo tengo que reconocer, la Cara Redonda esta muy buena" pensé. Pero ese cuerpo tan bonito perdia belleza por estar marcado cruelmente por moratones y arañazos en los brazos, piernas y cuello. Los demás salvo ella estaban platicando, ella estaba muy centrada (seguramente) en su sólo y estaba estirando sus piernas y calentando para la audición. Todo siguió así hasta que entró una señora estirada vestida como una directiva y se sento en la mesa delante de los espejos. Todos los presentes se pusieron en pie y se colocaron en quinta posición y acto seguido se tensaron pusiendose como piedras menos esa chiquilla, que seguía sentada en el suelo. "Te meteras en problema...tonta".
Esta se levantó (y gracias a los cielos no nos vio) y fue a su bolsa para coger sus zapatillas de punta y volver al suelo a ponerselas.
La mujer estaba flipando por la actitud de la joven.
Cuando la chica terminó de ponerse las puntas se posicionó en el hueco que había en primera fila mirándose a si misma gracias al espejo delante suyo.