3.

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- No... no tienes que hacer esto, ¡por favor no! - suplicó el castaño con pavor viendo a la lagartija saltar encima suyo.

Por más súplicas que hiciera sabía que moriría, pero eso no lo iba a detener para intentarlo reiterativamente.

La bestia pegajosa meneaba su cabeza en un extraño vaivén danzante como analizando cada gesto o rasgo del ojimiel. El monstruo parecía sonreír con suficiencia, estaba jugando con él y eso parecía hacerlo feliz.
Le hacía feliz ver la angustia convertida en lágrimas y la desesperación que emanaba el chico de lunares que susurraba y maldecía en voz baja la cobertura del lugar.

- Si me vas a matar hazlo ya, bestia asquerosa. - atacó él chico enojado después de unos segundos. - Y si no, quítate de encima.

La bestia rugió y Stiles aprovechó el momento para empujarla y correr a unos metros de distancia viéndola reposicionarse en sus cuatro... ¿patas?

El castaño no era tonto, era obvio que el kanima no quería paralizarlo y asesinarlo, pues podría haberlo hecho hace mucho tiempo.
Tal vez solo quería torturarlo y hacerlo sentir todo el dolor hasta la muerte sin tener que paralizarlo.

Qué poético.

Cuando la bestia se movió para encontrar cercanía el castaño corrió con la mayor velocidad posible y saltó a una de las piscinas.

- Ven aquí bestia tonta, ¿o es que te da miedo? - retó sonriente. Esta vez podría estar allí horas si quería, no tenía ningún cuerpo inmóvil que mantener con vida.

Un cuerpo que deseaba que le ayudara ahora mismo así fuera paralizado, pero que lo motivara a mantenerse con vida, a mantenerlos a ambos con vida.

Pero eso no lo admitiría nunca.

- ¿Ya no eres tan fuerte eh? - retó con una sonrisa ladina y burlona.

La bestia rugió una vez más y corrió hacia la piscina con seguridad. Una vez llegó a la orilla no se detuvo, saltó con fuerza y cayó al agua creando una gran bomba de agua del impacto. Las olas que se produjeron después de esto movieron al castaño unos centímetros mientras lo zarandeaban de un lado a otro.

- Sí, sigues siendo fuerte. - chilló.

La bestia se había metido al agua. Se movía con tanta fluidez que en pocos segundos estaría junto a Stiles y entonces sería su fin, o eso creía el humano que nadaba con desespero y terror buscando huir. Sus patadas y braseos eran muy débiles para los agigantados metros recorridos por el kanima.

Una vez llegó a una de las orillas intentó escalar y correr por donde pudiese pero sus brazos se habían adormecido por tanta fuerza ejercida y no lograba salir del lugar. Stiles se giró para cerciorarse de la distancia del monstruo para poder calcular su tiempo de vida.

Un chapuzón pesado y con fuerza retumbó haciendo eco en el silencio agónico del lugar asustando al chico de lunares.

Y ahí lo vio, ahí estaba él.
Derek, ¡su Derek!

Bueno, no suyo, pero sí que estaba ahí.

Derek en su forma alfa golpeaba con todas las fuerzas que le permitían las pesadas aguas sobre su cuerpo al Kanima. Lo empujaba y lo zarandeaba alejándolo cada vez más del castaño que miraba sorprendido la escena.

Un fuerte halón lo sacó de la piscina y lo alejó de la misma tirando de sus brazos.
Stiles suspiró con angustia  y levantó la vista encontrándose con la sonrisa de Scott.

- Ya estamos aquí. Estás bien, estás bien. - musitó el latino intentando dar seguridad.

La verdad es que se la daba a él mismo. Había llegado a creer que sería muy tarde...

Bajo el agua. - Sterek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora