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Como si la semana no hubiese sido ya lo suficientemente patética y desgraciada para mí, hoy a mi mejor amigo se le ha ocurrido venir a casa porque se había peleado una vez más con HyoRin. Llevan así desde que se fueron a vivir juntos, y realmente me sacan de quicio. Las discusiones de pareja se arreglan en pareja, no saliendo de casa hecho una furia y yendo a casa de tu amigo a involucrarle a él en vuestras majaderías. Por Dios, ¿por qué ninguno de mis conocidos había salido mínimamente sensato? Rezo para que al menos MinHo logre salvarse de la desastrosa herencia genética.

Cuando llego a casa después de bajar al supermercado a comprar lo necesario para poder cocinar algo decente y lo primero que veo es a SeungHyun en mitad del pasillo con una expresión de lo más extraña no puedo evitar ponerme nervioso. Y parece que mis nervios estaban justificados, porque lo primero que hace al verme es acercarse y pegarme

Soy incapaz de procesar adecuadamente lo que acaba de pasar. SeungHyun me mira con cara de rabia, como si fuese yo el que lo hubiese golpeado y no al revés.

—¿Cómo has podido hacerlo? —Pregunta con la voz dolida. —Podrías habérmelo dicho y lo hubiese entendido. O hubiese tratado de entenderlo, al menos.

Debería estar enfadado por el dolor que dejo en mí el golpe, pero el dolor que reflejan sus facciones parece algo que va más allá de lo físico. Me encuentro apretando con fuerza las bolsas de la compra para no abrazarle con fuerza y susurrarle palabras tranquilizadoras.

—¿Cómo he podido hacer qué?

Por algún motivo mi instinto protector hacia él se hace más intenso cuando me vuelve a mirar con odio.

—¡Estás acostándote con otro cuando a mí no has querido darme una oportunidad! —Exclama alterado. —Creía que necesitabas un tiempo para aclararte, y quería dártelo. Pero hoy te echaba tanto de menos que pensé en venir a verte y ahí estás tú ¡follándote a otro en la habitación que ni tan siquiera he visto porque te importo una mierda!

No sé qué decirle. Mi asombro crece por momentos, y no puedo lograr comprender a qué se está refiriendo exactamente. Unos gemidos y un agudo chillido de un nombre que empieza por "Y" me hacen unir todas las piezas en una. Oh, mierda. Me los voy a cargar ¡se están reconciliando en mi cama! Tendré que cambiar el edredón. Y las sábanas. Y el colchón. Dios, voy a necesitar mudarme.

—¡¿Lo ves?! —Chilla SeungHyun, indignado. —Ni siquiera te cortas cuan-... —SeungHyun me mira fijamente, como si me viese por primera vez. Acto seguido gira la cabeza rápidamente hacia la puerta de mi dormitorio. Para cuando vuelve a mirarme su cara está completamente pálida. —No eres tú.

—Eso parece.

SeungHyun parece fuera de sí. Por primera vez no parece el hombre engreído y atolondradamente feliz de siempre. Tampoco parece dispuesto a moverse del sitio, por lo que en unos segundos me acerco a la cocina a dejar las bolsas y acto seguido le paso de largo por el pasillo para cerrar sigilosamente la puerta de mi dormitorio y que de ese modo el señor aislante de ruidos pueda hacer su trabajo. Cuando vuelvo junto a él está exactamente del mismo modo.

—¿Quieres venir a la cocina? Voy a ir a preparar algo para cenar.

SeungHyun no me da ningún tipo de respuesta, ni afirmativa ni negativa, pero tampoco se resiste cuando tiro de él tras de mí.

Algo en su cerebro parece haber desconectado, porque prácticamente ni se mueve mientras yo voy de un sitio para otro cocinando. Aunque he de admitir que tampoco me sorprendo cuando sus brazos me rodean la cintura y él prácticamente deja caer su peso sobre mi espalda.

Clau GtopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora