Capítulo 3

659 44 5
                                    

Voy a contar hasta diez para seguir fingiendo que estoy malherido. Voy a seguir fingiendo que con la aparición de esa mujer extraña, no me siento completamente curado y mis energías han vuelto.

Solo no quiero aceptar que es mi nuevo mate.

Joder, Sara apenas la perdí hace poco.

Su muerte me persigue a donde sea que vaya, su recuerdo me come el pensamiento por las noches y mi cerebro no coordina cuando de ella se trata. Sara no debió morir, yo debí hacer algo por ella, debí buscar la manera de hacerla sentir segura o a salvo, pero en mis narices el día de mi gran cumpleaños y el maravilloso ascenso a Alfa, la perdí. Su recuerdo, su cuerpo frío, la manera en que dejó de respirar, es mi infierno en la tierra.

Jodida vida me tocó vivir sin ti.

—¡Deja los lamentos y ve por mi mate, idiota! —exige Yoraco molesto.

No puedo, no puedo y mil veces no quiero hacerlo.

—¡Es mi mate, ve por ella! —la rabia y la frustración de mi lobo interior querían salir.

¡NO!

¡Aquí mando yo!

Mi respiración se acelera y empiezo a sentir como mis huesos se parten, mi cuerpo está notablemente creciente y demasiado caliente.

¡Detente, la vas a asustar!

¡Mía! —una voz bestial sale desde las entrañas de mi garganta, mis ojos se abren más de lo normal y me levanto del suelo con dificultad para respirar.

Mi mente solo tenía un pensamiento, mi mente solo tenía una imagen... llegar a la chica pelirroja que se había marcado y Ares.... joder, mi hermano otra vez.

—¡Es mía! —gruño, el aullido de otros lobos aceptando lo que decía, fue la respuesta inmediata que tuve ante mi reclamo—. ¡Ares, esa chica es mía!

Mi hermano se voltea y me ve con una sonrisa burlona.

—No pretendía robarla, alfa —olfatea el aire—. ¿Ya la aceptaste?

—No juegues conmigo, Ares —le advierto, dando varios pasos al frente—. Los he seguido hasta aquí, ¿en dónde está la chica?

—Se fue a su casa porque tu excelente carácter, la ha enfadado —niega con la cabeza con decepción—. Vuelve a ser humano y te llevo a su departamento —lo miro serio—. Ay, Velkan, finge morirte y así podrás ver dónde vive y que te trate las heridas que en unas horas sanarán.

—Bien —respondo—, pero que sepas que no estoy feliz con tu modo de actuar hacia tu alfa y mucho menos estoy feliz por esto.

—Sí, sí, ahora deja de menear la cola, sé un humano noble y subamos a si departamento —señala el edificio en la otra esquina—. Perro con rabia fue lo que me tocó de hermano y alfa.

Su indignación me hacen querer reírme, pero lo dejo pasar porque el olor a sangre invaden mi nariz.

Un olor diferente...

Me embriagaba y me invitaban a pecar muchas veces. Nunca me gustó la sangre, pero esta es simplemente dulce.

—Es la pelirroja —admito sorprendido, Ares me ve con confusión—. No lo vas a entender y tampoco te lo voy a explicar, pero es la pelirroja.

—Esta es una zona libre de nosotros, regresa a tu forma humana y deja de estar gris —suspira—. Vamos con la chica.

Estoy completamente recuperado por culpa de esa extraña mujer y que ni crean que volverán a darme una orden.

La Bailarina Del Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora