Capítulo 8

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La veo sentarse en la cama con cuidado y mirando hacia los lados frunce el ceño, acaricia su cien y su cabello rojizo cae hacia los lados. Su aroma se desprende por toda la habitación y hacen palpitar mi corazón.

—¿Qué pasó? —pregunta, con voz suave—. ¿En dónde estoy?

Siempre preguntan lo mismo.

—Te desmayaste cuando estabas en tu clase de ballet, supongo que tienes mucho estrés —respondo.

—Claro, eso pasó —dirige su vista hacia una ventana—. Volvió a caer la noche y no sé dónde estás.

—¿Algún problema? —ella me ve y sonríe—. No es que me importe, pero se te nota bastante intranquila.

—¿Recuerdas al chico rubio que estaba en mi casa cuando estuviste ahí? —asiento y muerdo mi lengua para no decirle nada—. Está desaparecido desde hace varios días. Lo he buscado por todos los lugares que conozco —me mira con ojos cristalizados—. Es triste no recordar nada y solo lo busqué hasta un centro comercial y terminé perdida.

—Tal vez tu hermano decidió irse a otro lugar —se ríe de lado.

—Mi hermano no me dejaría sola jamás —suspira—. La única manera de que él se aleje de mí es porque este muerto —abre sus ojos con sorpresa, se levanta de la cama con rapidez logrando marearse, la agarro por sus brazos y me pongo de pie frente a ella—. Parker está muerto y por eso no logro encontrarlo. Es la única forma de que él me abandone.

—No necesariamente, mujer. Es un adolescente y tiene 16 años, creo que comentaste —la vuelvo a sentar en la cama—. Es común que chicos de su edad estén en la etapa rebelde.

—Parker no es rebelde —me mira seria—. Es un chico muy responsable y siempre está cuidando de mí con cualquier cosa que necesite.

—Tienen padres, ellos pueden hacerse cargo de ustedes. No veo porque el niño tuvo que tomar la responsabilidad y pues, ya que lo hizo, está bien su quiere saltarse alguna de ella.

—Yo siempre se lo he pedido, que viva su vida y me deja hacer cargo de las cosas, pero nunca me lo permitió —juega con sus manos y mira a la nada—. Mamá tuvo que irse con mi hermana mayor a otra ciudad por problemas de salud, pero siempre está pendiente de Parker y yo —sonríe con nostalgia—. Quedamos con papá y aunque es un borracho, solo llega a dormir y siempre lo hace en silencio. Papá realmente no da lata. Parker en cambio duerme conmigo. Es muy protector porque debido a mi accidente tenía que tener muchos cuidados...

—Así que él se encargó de ti —termino la oración, haciéndola reír—. ¿Tu madre y tu hermana están bien?

Suspira con fuerza.

—Mamá decidió cuidar de mi hermana mayor porque ella es más débil —frunzo el ceño sin entender—. Por lo que me dijo Parker, ellas eran más unidas y mamá siempre estuvo más pendiente de ella porque necesitaba un trasplante de corazón. Así que Parker cuidó de mí y yo de él. Siempre fuimos nosotros dos para todo y con mi hermana solo un intercambio de palabras.

—Entiendo —es lo único que puedo decirle.

—Pronto estarán de regreso y temo que mi madre se enoje mucho conmigo por haber perdido a Parker —muerde su labio—. Quiero que ella esté orgullosa y sepa que puede confiar en mí. Que no fallé como hermana mayor y pude cuidar de mi hermanito.

—¿Qué edad tienes, Ayla? —pregunto, al verla ilusionada.

—Tengo 25 años —le escucho su tripa gruñir—. Ay, que vergüenza. Lo siento mucho, de verdad.

—No te preocupes, vamos a robar todo lo que el imbécil dueño de esta casa, tenga en su cocina —le tiendo mi mano.

—¿Lo conoces? No creo que sería buena idea robar algo de esta persona. Ve que muy amablemente te dejo que te quedaras con una extraña —toma mi mano y la miro, es tan pequeña y cálida.

La Bailarina Del Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora