No Fear

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—¿Sabías que a Choi Minho le gustan las rubias?

Kibum escuchó a dos chicas cuchicheando cerca suyo. Siguió metiendo y sacando libros de su casillero, aparentando no prestar atención.

—Wow, ¿en serio? En ese caso tal vez debería teñirme mi cabello —respondió la otra y ambas rieron.

El chico bufó, negando con la cabeza. Esas chicas eran en verdad ingenuas si creían que con un simple cabello teñido lograrían conquistar a alguien como Minho y él lo sabía mejor que nadie, gracias a conexiones externas que resultaban ser cercanas al alto del que estaba enamorado.

Pero mejor hay que explicar desde el principio...

Todo empieza con el tal Choi Minho, un muchacho conocido por muchos, apreciado por los profesores y popular entre el alumnado. Él era amable, caballeroso, inteligente en ciertas materias, pero se le daba mejor en todos los deportes, especialmente en el fútbol. Por último, pero no menos importante, era un chico jodidamente apuesto y sexy.

Sí, él era todo lo que una chica, y uno que otro chico -incluido Kibum- podrían desear de una pareja o incluso si no eras alguien de compromisos, igual no podrías resistirte al encanto de Choi.

Se rumoraba que incluso hacía dudar a varios de su orientación sexual de lo simplemente atractivo y carismático que era.

Kim Kibum era alguien que desde muy pequeño ya sabía de su propia orientación. Lo tenía muy definido y claro. Le gustaban los hombres, pero no todos los que se viera en el camino, solo aquellos que valían la pena y que en verdad lo enamoraran, tomando en cuenta lo "difícil" que él podría ser en ocasiones.

Minho fue el primero y el que le hizo darse cuenta de que tal vez las niñas no eran lo que le interesaban después de todo.

Eran muy jóvenes en ese entonces. Minho no era el atractivo atleta de la actualidad, era un muchacho delgado, de cabello oscuro algo rizado y usaba unos lentes que le hacían ver los ojos incluso más grandes de lo que ya eran.

Los chicos de grados mayores se burlaban de él, lo llamaban "ojos de rana" y solían molestarlo mucho. Les encantaba humillarlo y avergonzarlo frente a todo el colegio. Le tenían envidia porque Minho era hijo de uno de los hombre más ricos de toda el país, que aparte resultaba ser el director técnico de la liga de fútbol Coreana.

Minho era la envidia de muchos, pero era un jovencito humilde y amable, y era de ello de lo que otros se aprovechaban.

Cada que Choi era molestado, Kibum solo observaba asustado. Él también era acosado por ser un tanto "afeminado", pero no lo torturaban tanto como le hacían a Minho. Kim sentía mucha pena por el otro, pero especialmente sentía impotencia al ser incapaz de ayudarle.

Sin embargo, un día que encontró a Minho llorando bajo un árbol -primera vez que le veía derramando lágrimas, pues siempre le sonreía a sus bravucones, aparentando estar bien-, no pudo seguir ignorando lo sucedido y fue a enfrentar a los chicos que lo molestaban.

Kibum se desconoció por completo ese día. Cuando vio al que era el líder, se le lanzó encima y le atacó con puños y rasguños. Si no fuera por dos profesores que pasaban por allí, tal vez Kibum hubiera seguido peleando con el otro o los cómplices de éste le hubieran dado una paliza.

Ese día terminó en la dirección con el otro chico y no desaprovechó la oportunidad para acusar al otro de todos los problemas que ocasionaba a otros alumnos. El director pareció sopesar sus palabras, pues luego de ese día, los bravucones no volvieron a acercarse a él o a Minho, entre otros alumnos que también eran molestados por éstos.

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2019 ⏰

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