Introducción

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Pertenecer a una familia sangre pura nunca es fácil. Siempre teniendo que complacer y encajar en lo que se espera de uno, y si tienes mala suerte, pues te toca una familia de magos supremacista de la sangre. Agradezco que no sea ese mi caso, mi familia nunca se ha relacionado con muggles o hijos de estos, pero nunca han creído que sea lo mejor para mi educación y crianza que crezca odiando a todo aquel que no cargue hasta la última gota de sangre mágica. Aun así, toda mi vida se me ha enseñado que debo cumplir con las expectativas que la gente de nuestra clase tiene.

Presentaciones en la sociedad, estúpidos bailes, siempre con el orgullo en alto, matrimonios arreglados, ser impecable. Todas cosas que mis padres habían descripto como mi forma de vivir. Aun por suerte no habíamos llegado al asunto del matrimonio arreglado pero sospechaba que pronto estaríamos en ese punto y no importaba cuanto me rehusara, debería obedecer a mis padres y pasar el resto de mi vida con alguien que tal vez ni siquiera amara.

Ser una Rowle era difícil, más aun, cuando tus padres llevaban una relación de amistad íntima con la familia Malfoy. Siglos de amistad es lo que unía a nuestras familias, y lo que nos unía al único hijo de los Malfoy y a mí, eran unos padres insistente en que creáramos un lazo de amistad.

Tradición.

Otra de las cosas que se esperaban de mí, mantener las tradiciones que hace siglos existían, entre ellas esta ridícula amistad. Los señores Malfoy eran tan opuestos a mis padres, es decir, ellos claramente despreciaban a los "sangre sucia" y me sorprendía que no llamaran traidores a mis padres, parecía algo realmente importante para ellos y sospechaba que, en un principio, su amistad había empezado por la misma razón que se nos imponía a Draco Malfoy y a mí. Tradición.

Verdaderamente no había nada que me gustara de ese niño engreído y petulante. Se creía más que cualquiera y siempre tenía una mirada de desprecio o algún insulto en la punta de su lengua para todo aquel que no le tirase flores o encajara en nuestra clase social. Pues bien, yo recibía varias de esas miradas, porque... quién demonios se creía como para que lo estuviesen adorando.

Solíamos actuar como niños que se llevaban bien frente a nuestros padres, pero cuando ellos cruzaban el umbral de la puerta, para dejarnos solos en una habitación, toda gota de una estrecha y buena relación se desvanecía. Sabía que mis padres apreciaban a los Malfoy y los tenían en estima, al igual que sus padres a los míos; y no sería yo quien arruinase la felicidad de mis padres.

Esto muchas veces significaba soportar comentarios indeseados, pero bueno, uno hace hasta lo imposible por las personas a quienes queremos y yo amaba a mis padres, aun cuando significaba escuchar, sin replicar, todo lo que ese niño y su padre hacían salir de su boca.

Como fuese, durante mucho tiempo soñé con ingresar finalmente a Hogwarts, donde no tendría que soportar a aquel rubio, pues se suponía, el iría a Durmstrang. Y ahora me llegaba la noticia de que no solo los veranos serian un suplicio, sino que durante todo el año escolar debería escuchar el veneno que salía de su boca.

I really don't want to love you (Draco Malfoy y Tú)Where stories live. Discover now