3.

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Era jueves por la tarde y Dean hacía ya tres horas se había marchado.

El bebe en la cuna, despierto, se removía levemente, observando el colgante sobre el. Cosa que lentamente giraba al compás de una música tranquilizadora.

Los ojos verdes de Bobby John, miraban con una pequeña curiosidad a las abejitas sobre su cabeza. Sorprendentemente no había llorado desde que despertó y solo se hallaba allí acostado, dando pataditas al aire. Mientras era observado por Castiel.

El ex-angel, miró sin interés el colgante, sin entender que le entretenía tanto al infante. Fue entonces, cuando una corriente de  aire pasó. De pronto, Castiel tenía frío.

Cerro la ventana, pero eso no alivió la temperatura del cuarto, fue entonces, cuando tomo al bebe de la cuna.

Su intención solamente era abrigarlo, pues si el niño se enfermaba, posiblemente Dean se volvería loco.

El bebe se removió en brazos de su padre, para mirarlo contento. En realidad, Bobby John era un bebe sonriente, que incluso reía fácilmente ante cualquier mueca.

Muecas que Castiel nunca le hacía.

Al ver su sonrisa, faltante de dientes, Castiel frunció el ceño y lo depósito en la cama, antes de buscar en la cajonera un busito para el. Cuando encontró uno, fue a  ponérselo.

Una vez abrigado volvió a alzarlo y dejo que el bebe tomase su dedo entre sus manitas echas puñitos.

Un momento a upa no era tan malo. Y Castiel lo dejo pasar, mientras salia con el de la habitación. El frío parecía estar en toda la casa.

Casa que Dean había ocupado luego del nacimiento de  Bobby.

Fue cuando vio el termostato, que Castiel supo que algo andaba mal. E inconscientemente atrajo a Bobby hacia el. Mientras a pasos pequeños, caminaba por la casa, con los ojos entre cerrados.

— se que estás aquí — soltó entonces — tengo conocimiento de tu presencia.

Bobby parecía inmerso en oír los latidos de su corazón. Mientras Castiel observaba como la muerte Billy se mostraba ante el.

— Castiel — saludo con cierta lastima. Se podría decir que eran viejos conocidos.

—¿Que haces aquí? — cuestionó levemente.

— vengó a hacer mi trabajo.

—¿Al fin vienes por mi? — dijo el ex-angel, con un tinte de alivio en su voz.

Billy miró a Bobby, antes de responder.

— lamentablemente tu sufrimiento no termina aquí, Castiel — susurró, mientras daba unos pasos hacia el. —¿Me permites cargarlo? — pregunto entonces.

El alivio desapareció rápidamente, entonces desconfiado, Castiel retrocedió.

— si no es por mi. ¿Entonces por quien?.

Billy no contestó, solo pareció entristecida.

— solo déjame...

— no — cortó Castiel — no puedes cargarlo — dijo.

Billy frunció el ceño, entonces con un suspiro le miró a los ojos con decisión.

— no puedes detenerme — dijo, buscando que Castiel razone.

— puedo intentarlo.

— Castiel.

— no.

— no puedes evitar esto. Y si así pudieras, ¿Por cuánto tiempo?, Nadie a podido escapar de mi jamás.

El dorcel callo ante eso y luego miró a Bobby, quien lo miro con sus grandes ojitos.

— no.

Dijo solamente.

— porfavor. Tu nisiquiera lo amas, el estará mejor conmigo. El tendrá paz.

Castiel, angustiado, volvió a mirar a su hijo.

— pero. Pero, el es... Tan pequeño — susurró con angustia.

— lo se — dijo Billy.

— el nisiquiera puedo ver el mundo — susurró — nisiquiera dió sus primeros pasos — murmuró débilmente.

— Castiel. Dámelo.

El ex-angel la miró entonces. — vete.

— Castiel.

— vete — volvió a repetir.

Billy, ya cansada, dio unos pasos hacia el, entonces Castiel corrió. Corrió hasta la cocina, donde se encerró con Bobby.

—¿Realmente? — cuestionó la muerte, sin prisa por seguirle.

Cuando fue a abrir la puerta, noto que esta estaba cerrada. Intentó forcejeando un rato, hasta que harta, solo la mando a volar.

En la cocina, no había rastro de Castiel, ni del bebe. Pero Billy sabía que estaban allí. Camino unos pasos, rodeando la mesada, hasta encontrar a Castiel sentado en el suelo.

Billy quiso hablar, fue entonces cuando noto la sangre en su mano. Pero ya fue tarde para ella, cuando Castiel presionó la palma de su mano en un dibujo, que anteriormente no había notado, desterrandola de ese plano terrenal.

Sentencia de muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora