Prólogo.

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Cuando la marca paso a Dean

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Cuando la marca paso a Dean. Castiel tuvo la terrible sensación de que su corazón seria roto. Esa marca le decía que todo por lo que había luchado, por lo que se había revelado. Ya no importaba.

Aun así, el ingenuamente confío en el cazador. Creyo que su fe era mas fuerte que aquella maldición y que Dean podría con ella, al menos hasta que Sam y el encontrasen una cura.

Fue tonto. Y toda su fe se vio desplomada, al ver como el hombre que amaba se convertía en un ser cruel y vengativo, sediento de sangre.

El sendero que tomo lo condujo hasta la muerte. Su muerte. Y su cuerpo inerte tendido en la cama, destrozaba a Castiel. Un ser ya de por si roto.

El se culpo, Sam se culpó. La culpa era demasiada y rebosaba... Pero entonces Dean volvió.

O al menos su caparazón. Sus ojos una vez verdes se había vuelto negros, al igual que su corazón. Y caprichoso como un niño, se marchó con Crowley. Quien le prometió diversión y derramamiento de sangre innecesaria.

Sam no quiso perder la fe y Castiel le siguió por falta de algo mas. Pero el ya había perdido la fe y se había resignado a su proxima muerte.

Aun así las cosas nunca pasaba como deberían, no cuando un Winchester entraba en la ecuación. Y Castiel se vio arrastrado por un mar confuso de demonios de forma inmaterial.

Castiel intentó luchar, pero tan proxima era su muerte, que toda su fuerza lo había abandonado y apenas podia estar de pie sin fatigarse. Fue por ello que perdió.

Y lo último que supo es que se hallaba en el infierno, frente al gran trono que Crowley ocupaba. Se lo veía conforme y junto a el, de pie al tronó. Se encontraba Dean Winchester. Radiante de felicidad.

Castiel se entristeció enseguida. Y quiso convencer a lo que alguna vez fue Dean. Pero el demonio no escuchó lo que no quiso y solo se regodeo por su nuevo regalo.

El regalo era Castiel.

Sentencia de muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora