Capítulo 4. Hundida en mis sentimientos.

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Palacio de cristal.

Los reyes se encontraban en su habitación, Endymion paseaba de un lado a otro frente a su reina, Serenity lo miraba algo tensa. Al fin él se detuvo, sentándose al lado de ella, se aflojó un poco la corbata.

– Serenity eh buscado la forma más adecuada de decirte esto, no daré más vueltas al asunto.

– ¿Qué pasa mi amor? ¿Sucedió algo malo en el reino?

– Creo que ese es el problema, últimamente piensas demasiado en el bien del reino.

Serenity enderezó su postura – Ok... Eso qué significa.

– Significa que te has olvidado de tu familia, de tus amigas...

La reina se levantó de la cama – No quiero seguir hablando de esto. – Trato de salir de la habitación

Endymion la tomó por el brazo y le puso seguro a la puerta. – Ya es tiempo de que hablemos de esto.

– No me dejaras escapar está vez ¿Cierto?

– No querida, tengo muchas cosas que decirte. – Endymion la guío hasta la cama y la sentó.

– Está bien, te escucho.

Se quitó el saco – Serenity, qué está pasando contigo. No te haces cargo de Chibiusa, le has dado a Haruka la tutela de mi hija. Y encima quieres casarla, cuando ella claramente ah dicho que no.

Serenity se soltó a llorar – Yo lo siento mi amor, es que no puedo...

Endymion se miraba confundido – ¿No puedes Serenity? Desde que nació has dejado que otros se hagan cargo de nuestra niña, pensé que era pasajero. Pero sigues tratando de alejarla, es cómo, cómo si no te importara.

– Claro que me importa, es mi hija.

– Entonces, porqué no escuchas sus palabras.

– No quiero que se equivoque.

– ¿Equivocarse? Mi reina, ella es jóven, debe aprender de sus experiencias.

– Yo solo quiero lo mejor para ella, Helios es lo mejor que pudo pasarle – dijo aprendo sus manos contra su pecho.

Endymion alzó una ceja ¿qué era ese comentario? Lo dijo de una forma que cualquiera podía tomar a mal.

– Hablas muy convencida querida. – El rey sintió una punzada en el corazón.

– No me mal intérpretes, me refiero a que es un chico genial, atento, considerado...

– Parece que tienes mucho que decir sobre él.

Serenity se quedó en silencio.

– Mira Serenity, solamente te voy a dejar clara una cosa. Mi hija no se va a casar con Helios y no insistas, no me hagas pensar que... – se detuvo y no termino de decir lo que quería – No quiero pensar mal de ti.

– Ya no insistire más, te lo prometo. – desvío su rostro hacia otro lado

Endymion la miró de pies a cabeza, estaba muy tensa. Iba a formular una pregunta, cuando Luna tocó a la puerta.

– Su alteza ¿puedo pasar? – Tocaba con insistencia la gatita

Endymion quitó el seguro a la puerta y abrió – Adelante Luna.

– Disculpen altezas, no quería interrumpirlos, pero necesito hablar con Serena. – Luna aún la llamaba de ese modo

– No te preocupes Luna, yo ya me iba. Tengo asuntos que resolver fuera del palacio. – Endymion salió sin despedirse de su esposa.

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