Desde los problemas causados por los Vengadores y aquello ocurrido con el vibranium en Wakanda; Everett K. Ross comienza a perder la emoción por su trabajo, debido a la falta de acción.
Una ligera envidia hacia aquellos héroes y otra clase de sentim...
Nota de Autor. Vengo a aclarar que este es mi primer trabajo tomando uso de personajes del universo Marvel, así que si los personajes son muy OoC tengan paciencia, trataré de mejorarlo.
Es un One-shot, más no sé si vaya a subir otras cosas de estos dos más adelante, por mientras, ¡disfruten! Que lo he escrito con mucha emoción.
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Everett Ross se considera viejo. Tiene sus años de más y eso era algo bastante notorio en su rostro, las arrugas de expresión y las ojeras bajo sus ojos no eran de mucha ayuda para contradecir aquello. Era lamentable que su trabajo sea el que lo tiene de en ese aspecto, porque así era.
Por mucho que adore lo que hace, el peso de todo lo que ha hecho con el paso de los años comienza a tener estragos en su aspecto. Su cabello rubio comienza a verse cada vez más cano, las marcas de arrugas sobre su frente se volvió algo que lo caracterizaba y también cabe destacar que ya no tiene ese lindo cuerpo de hace diez años. Y es que el tiempo no perdona.
El trabajo en la CIA era tan pesado que, para cuando Ross se dio cuenta de que el tiempo ya había hecho de las suyas en él, fue demasiado tarde.
La primera vez que se dio cuenta de que ya nada era como antes, fue cuando ocurrió aquel problema con los Vengadores. Ese desastre hecho por el Capitán América y el Soldado del Invierno. También por el resto de los Vengadores y destacando la presencia del gobernante de Wakanda. La energía que tenían todos esos héroes fue algo que Everett realmente envidiaba. No por el hecho de que fueran muy jóvenes (ya que no es así), sino porque se mantenían en forma. Su trabajo era en el campo, así que estar preparados y soportar la lucha era algo que necesitaban. Pensaba en Stark, ya que ambos tenían casi la misma edad, y aún así Tony aguantó tanto en una pelea contra esos dos super soldados.
Todo eso era un golpe bajo para el agente Ross.
La segunda vez fue gracias a T’Challa. Todo lo sucedido en Wakanda, las heridas, peleas y demás. La adrenalina que en esa ocasión corrió por su cuerpo lo hizo pensar. Extrañaba demasiado su época de piloto, lo cual fue bastante notorio luego de que la princesa de Wakanda lo ayudará a revivir esos momentos. También se debe mencionar la energía que T’Challa tenía; golpe tras golpe y seguía poniéndose de pie, ganando la batalla.
Pero que envidia le tenía a todos esos Vengadores.
En esos precisos momentos se miraba frente al espejo de su recamara de hotel que usaba en esa ocasión. Tenía un asunto que, para su infortunio, involucra a T’Challa. Y no es que no le agradará el rey de Wakanda, el problema era que le agradaba de más. A Everett se le revolvía el estómago cada vez que le tocaba reunirse con el Wakandiano, se ponía evidentemente nervioso, las manos le sudaban y el calor se volvía tan pesado. Era ese sentimiento de atracción que hacia tanto no sentía. ¿Por qué tenía que pasarle eso?
