8. De las definiciones

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Cliché: se refiere a una frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso, hasta el punto en que pierde la fuerza o novedad pretendida, especialmente si en un principio fue considerada notoriamente poderosa o innovadora.

Triángulo amoroso: es por lo general una relación romántica en la que están implicadas tres personas. Aunque puede referirse a dos personas románticamente ligadas con independencia a un tercero, normalmente implica que cada una de las tres personas tenga cierta relación con los otros dos. Las estadísticas sugieren que en la sociedad occidental, «conscientemente o no, la mayoría de los adultos han estado implicados en un triángulo amoroso».

¿Saben? Siempre he esperado muchas cosas de mi vida, pero jamás que se convierta en algo que bien puede ser salido de un libro cliché de romance juvenil. Todo empieza por algo tan pequeño y simple. A ver, se los cuento tal cual ha sucedido.

Estoy a mitad de —sin saberlo—, mi último turno en el restaurante lujoso. Llevo varios días de poco sueño porque en la facu entramos en época de exámenes, así que entre estudiar, asistir a clases, rendir pruebas y el trabajo, me quedan como mucho tres horas por día para dormir.

Una pareja de mediana edad ordena un platillo con ciertas peticiones. Cielos, como odio a esa gente. Con poca sal, que no traiga cebolla, ¿le pueden agregar salsa barbacoa? En fin, la cosa es que yo estoy más dormido que despierto y debido a eso olvido anotar algunas de las exigencias de la pareja y se arma una grande. Llaman al gerente, el señor alza la voz, la señora respinga su nariz, yo casi me quedo dormido de pie. Cuestión que el gerente me llama a parte para darme el sermón y entonces lo hago. Como Cantinflas en El ministro y yo, renuncio.

Estoy dos días sin trabajar, porque los uso más que todo para dormir y rendir en los exámenes que me faltan. Es al tercer día que voy al café-bar.

Necesitan un muchacho para atender las mesas entre otras cosas que se vayan presentando. No es por alardear, pero la entrevista va muy bien. El dueño lleva una playera de Led Zeppelin, barba de varios días y es de esos que palmean los hombros con mucho vigor. Me contrata, dice que puedo empezar al día siguiente en el horario de la tarde a la noche.

Así que al día siguiente voy y conozco a los demás empleados.

Gerónimo, el vigilante, Jorge encargado de la barra junto con la señora Lisa. Además somos tres mesoneros. Lucy, Anthony y por supuesto yo, el nuevo.

Ese primer día marcha bien. Es viernes y tal parece que cada fin de semana, el bar cuenta con un número musical. Tocan dos chicos éxitos de los 90. Además del ambiente musical, los clientes son mucho mejores que los del restaurante lujoso. Jóvenes en su mayoría, amantes del café y la buena música. No puedo quejarme. No pude volver a hablar un rato con el dueño, Dani, sino hasta que acaba mi turno. De la forma más sutil que puedo, le comento.

—¿Sabes? Una amiga cantó aquí hace unas semanas.

Estamos en la pequeña oficina de Dani. Tiene un televisor en donde se ven varios recuadros con distintos planos del bar en esas imágenes de las cámaras de seguridad. Además de una mesa simple con papeles desparramados sobre ella y por supuesto, una gran taza de café. Dani sonríe.

—¿Pelirroja, por casualidad?

—La misma. —Dani sonríe.

—Linda voz, terrible carácter. Pero me gustó su actuación, la llamé hace unos días, va a volver a tocar el otro finde.

—Qué bueno, extraño oírla cantar. —Dani me mira curioso.

—¿Cómo es eso? ¿Problemas en el paraíso? —La gente siempre termina pensando eso de Ceci y de mí.

—Oh no, no somos de ese modo. Estudiamos juntos, es mi mejor amiga. Pero nos hemos distanciado un poco, ya sabe, la facu, el trabajo, la adultez. —Dani ríe.

—La adultez, si, vaya mierda. Pero no te va mal, ¿no? De nuevo, ¿qué es lo que estudias?

—Psicología, y no me va mal.

—¿Seguro que no te va mal? —pregunta Dani en un tono que me dice que opina todo lo contrario.

—Muy seguro, tengo trabajo, un depa, una cajetilla de cigarros y café en mi despensa. ¿Qué más necesito?

—Si no lo sabes tú, yo solo digo: es viernes a la noche, acabas de terminar tu turno, y estas atascado aquí conmigo viendo las cámaras de seguridad. ¿Debo agregar que soy tu jefe y que nadie se siente bien en la compañía de su jefe? —Me río, él tiene un punto.

—¿Que puedo decir, Dani? Eres un jefe agradable.

Me quedo veinte minutos más. Hablamos del café-bar, la clientela, la carta y un poco sobre música. Luego decido irme.

En la parada para tomar el autocar me topo con Lucy, una de mis compañeras de trabajo, mesera igual que yo. Además tenemos el mismo horario, nosotros somos el turno de la tarde.

—Ey, te hacia lejos.

La saludo, ella sonríe y en ese segundo la veo de verdad. Cuando llegué al café-bar estuve muy atento de otras cosas. Aprenderme la carta, aprender a moverme por el local y si, si, si joder, lo admito, también estuve escaneando las caras de los clientes, buscando... como siempre buscándola, pero ella no estaba en ningún rostro. Lucy solo había sido algo más del bar, como si se tratara de otra silla, de otra mesa o de otra taza de café. Pero en aquel instante, los dos solos y con esa sonrisa en su rostro, la vi de verdad.

El rostro lavado y los labios le brillan un poco, una trenza francesa recoge su largo cabello claro, sus ojos son avellanas brillantes.

—Algo pasa con el transporte, tengo veinte minutos esperando. —Me cacheteo mentalmente y me fuerzo a reaccionar de mi pequeño trance.

—Sí, se pone pesado a estas horas. Pensé que lo sabrías, ¿no tomas siempre la misma ruta?

—Soy nueva en el café —me informa, en ese momento estoy seguro de que alguien debió haberlo mencionado, como: ey, los nuevos; pero he debido haberlo pasado por alto como casi todo aquel día—. Hoy es mi tercer día. Supongo que tienes razón —agrega ella mientras mira con la esperanza de ver acerarse algún autocar—. Porque estos tres días ha sido una pesadilla tomar el bus.

—¿Por qué zona vives?

Resulta ser que vive muy cerca de donde yo vivo, por lo cual tomaremos la misma ruta de autocar y así es como empieza el caos. En una parada de autocar a medianoche, con el sonido de las cigarras de fondo. El caos tras la quietud.

Y La mariposa vate sus alas al otro lado del mundo y a mi me cae el chaparrón de agua en la cabeza.

El chiste:

Estábamos toda la familia Lorens atascados en la granja del abuelo Lin. La comida empezó a escasear, pero hace cuatro semanas se murieron dos gallinas, así que comimos gallina toda la semana. Una semana después se murió el puerco y comimos puerco toda la semana, a la siguiente semana se murió la vaca, comimos vaca toda esa semana y hará cosa de una semana atrás se murió el abuelo... así que...

Ya saben dónde nos vemos.

Nieve.

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⏰ Última actualización: May 02, 2019 ⏰

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De la vida y otras cosas #2 [El podcast de Nieve]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora