Para las pocas personas que shippean a Claudio y a Machu, aquí está su historia. María Asunción de Dulce Nombre Salas Oliver es una chica que estuvo en la cárcel por defender a su hermanito pequeño de su papá adoptivo. Ambos estaban en una casa dond...
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Machu
Cuando Erick sale con los padre de Claudio, él me abraza mientras empiezo a sollozar un poco. Es mi hermanito y me separaron de él otra vez. Sé que no es para siempre pero entiéndeme. Me limpios los lágrimas.
—Bueno, ya para de llorar, ¿okay? Anímate, lo verás en unos días, piénsalo así, ahora él tiene una casa. Una casa donde le van a cuidar, donde le van a dar mucho amor. No le va faltar nada.— me dice Claudio, acariciando mis brazos.
—Claudio, sé que no le va a faltar nada, es que es la segunda vez donde me alejan de él. Pero ni modo, yo sigo muriendo de hambre así que andando.— le digo. Salimos de la oficina de Victoria y nos fuimos a la cafetería. Claudio se fue al baño y yo me puse en fila. Pero cuando estaba en fila para pedir comida, siento como alguien me empuja. Vi que era Emília.— ¿Tienes algún problema, Barbie?
—Sí, tú eres mi problema. ¿Cómo te atreves a usar mi carro anoche?— me dice. Pinche Antonia le contó.
—Mira, no sabía que era tu carro así que no me chingues porque neta, no te conviene.— le digo pero ella me empujó de nuevo.— ¿Sabes que? Estaba presa, ¿de verdad te quieres meter conmigo, perra?— le digo. Me empuja otra vez y yo le empujo mas fuerte, haciendo que se quedara en el suelo. Yo me subo encima de ella y la tengo agarrada de la muñecas así que no me puede hacer nada. Me acerqué a su oído.— ¿Sabes algo más? Creo que le gusto a Claudio.— le digo antes de separarme de ella. Emília, como si nada, empieza a hablar con Antonia. Pido mi comida y me siento en una mesa y viene Claudio.
—¿Me perdí de algo o que?— me pregunta
—Lo que te perdiste fue que tu novia loca me ha estado empujando por tomar prestado su carro anoche para recoger a Erick.— le digo como si nada.
—¿Te ha empujado? ¿Estas bien?
—Sí, Claudio, estoy bien, no te preocupes, pero recuerda que me puedo cuidar sola, tú noviecita, no lo creo.— le digo y él me sonríe.