Capitulo 3

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Capitulo: 3 Volviendo a empezar.



Una vez más eh vuelto a tener esa maldita pesadilla, estoy cansado de que siempre sea lo mismo, ya han pasado cinco meses de la última vez que te vi. No sé cuándo te encontrare pero me eh jurado a mí mismo, que jamás dejare de buscarte, me cagaste la vida, ¡Y prometo que me las pagaras! ¡Arruinaste todo! ¿No entiendo por qué eres tan? ¡Estúpido! Maldito bueno para nada, sentimentalista, ¿Acaso realmente te crees que se vive de amor?, Pues lamento informarte que ¡NO! Yo aprendí muy a las malas que de amor no se vive, ni se pagan las deudas, ni se come. Un idiota que vive del amor, eso es basura, yo te amaba y me lastimaste ¡TE ODIO MADARA! , Abrasando la almohada lágrimas salen de mis ojos empapando mi dulce y bello rostro, te encontrare ¡LO JURO! ¡Nadie se escapa de Izuna Uchiha!


Me recuesto nuevamente tratando de conciliar el sueño, más la respiración agitada me lo impide, un frio sudor recorre todo mi cuerpo dejando mis manos extremadas mente helados, el maldito corazón parece que se escapara por mi boca, esta aglomerado en mi garganta, tanto así que duele tragar saliva . Las horas pasan tan lento. Que el molesto sonido del tic tac, me está enfermando de los nervioso, mis piernas comienzan a incomodarme, un doloroso cosquilleo se instala en ellas, necesito ponerme de pie y caminar un poco, ¡No tengo ganas! hace mucho frio en este sucio lugar, el gélido aire se cuela por todos lados, esta mierda está llena de agujeros. ¡Qué mierda no se me quita¡ Comienzo a mover los pies muy rápido de un lado al otro, tratando de calmar la molestia pero esta sigue, y ahora también me siento enojado muy , pero muy, enojado. Doy vueltas en la dura cama sin conseguir que se pase. ¡A la verga¡ me levanto de un salto, cuando mis pies tocan el frio suelo, esto hace que me dé un escalofríos estremeciendo todo mi cuerpo, ¡Por Dios! ¿Qué hora es? Debe ser demasiado temprano, no se siente ningún tipo de bulla, el silencio reina esta noche al parecer tendremos una madrugada sin escándalos de parte de mi arrendataria. Voy en busca de un poco de agua para tomar las pastillas, que el doctor me ha recetado, son ansiolíticos, que para calmar la ansiedad eso dice él, a mí no me calma un carajo. Dejo escapar un pesado suspiro es ahora de dormir, una vez en la cama me abrazo a la almohada, cierro los ojos para dejar que mi mente divague aquellos días, donde era realmente feliz, cuando nunca me podría haber imaginado, este futuro tan incierto y lejano a lo que imagine.


Aún recuerdo cuando tus manos y las mías se entrelazaban buscando el mismo camino, éramos un solo sueño. Como añoro aquellos tiempos, el pasado que golpetea aun latente en mi presente, estos recuerdos que tan lejanos viven en cada rincón de mi memoria, que dan vida aunque también muerte. Cierro mis ojos, los cuales aún se encuentran húmedos intentando recordar cada momento junto.


10 años atrás.


El molesto sonido del despertador hace que tu cálido cuerpo se separe del mío, los primeros rayos de luz se asoman por la ventana, te levantas con gran agilidad, para introducirte en la cama que te corresponde, sabes que en un rato más mamá, vendrá a despertarnos y no puede encontrarte con migo, de solo pensar lo que pasaría muero de miedo. Como de costumbre pasamos la noche juntos, siendo uno solo, esto se ha vuelto un ritual entre ambos, al caer la noche cuando todos duermen tu bienes y te cuelas en mis sabanas, y al amanecer solo me queda el suave aroma de tu masculino perfume. Lo que para algunos es una abominación, para mí es algo que espero con ansias, cada noche, poder sentir tu calor, tu cuerpo pegado al mío, que nuestras respiración se mesclen en una sola, tus labios rosen los míos en un húmedo beso, que tus masculinas manos me recorran por completo, en busca de lo más prohibido pero no menos exquisito. El poder fundir nuestros cuerpo en uno solo, sentirte dentro que de mí y hacer de eso el momento más perfecto e inolvidable.


Izuna: - Mi amor. - susurro bajito casi imperceptible no quiero hacer ruidos que puedan alertar de lo que sucede entre ambos. -


Madara: - Si, aquí estoy. - Siento como sus labios susurran en mis oídos, aquellas palabras, al mismo momento que sus manos frías acarician suavemente mi cabello, para luego olerlo. - Siempre hueles tan rico mi amor. -

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