Capítulo 1.- Cena familiar

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- Te puedo jurar que ese maldito pantalón no me entra - le digo desesperada a mi hermano, quien acaba de entrar en nuestra habitación.

- Pues ponte otro.

- ¿No lo entiendes? ¡Si cambio el pantalón, cambio el conjunto entero!

- Ashley, ¡te juro que me estresas! Tú verás lo que haces, pero en diez minutos hemos quedado con toda la familia en ese maldito restaurante y no estás ni vestida.

- ¡Déjame pensar!

Y dicho esto, mi hermano salió del cuarto dando un portazo.

Esta noche tenemos cena familiar por el cumpleaños de nuestro primo pequeño, Dylan. Habíamos reservado en un restaurante buenísimo, cosa que nos molestaba mucho a mi hermano y a mí. Odiamos los restaurantes.

Mis padres habían salido ya de casa y estaban allí, con el resto de la familia. Y como siempre, mi hermano y yo llegamos tarde por mi culpa. Me falta aún maquillarme y elegir la maldita ropa, ya que el jodido pantalón no me entra. Odio tener las piernas anchas.

Finalmente, encontré un pantalón que me quedaba genial, y no tuve que cambiar el resto del conjunto. Me maquillé y mi hermano y yo salimos del piso.

Estamos en el pueblo donde nacieron nuestros padres, donde se criaron y se conocieron. Venimos siempre de vacaciones, y como estamos en verano, es lo que toca. Aquí vive toda nuestra familia, menos nosotros que vivimos en una ciudad un poco alejada de aquí. Mis padres se mudaron un tiempo antes de que Liam naciese, por el trabajo de mi padre. Un año y medio después, llegué al mundo.

- Si no hubieras tardado tanto en arreglarte, no habríamos llegado tarde - replica mi hermano antes de entrar en el recinto.

- No te quejes, que si no hubieras tardado en la ducha, todo esto no habría pasado - buena excusa, Ashley.

- ¿Ahora es todo culpa mía?

- Shht, calla - le dije mientras entraba en aquel lugar repleto de gente adinerada, o que intentaban al menos parecerlo.

Nos dirigimos a la mesa donde estaba nuestra familia.

- ¿Dónde estábais metidos? - pregunta mi madre alterada.

- Tu querida hija, que no encontraba el pantalón perfecto - replica mi hermano.

- ¡También ha sido tu culpa! ¡Has tardado mucho en ducharte!

- Sentaros ya y dejaros de tonterías - dice mi padre, tratando de mantener la calma. Todo el restaurante estaba pendiente de nosotros.

Mi hermano y yo nos sentamos en los dos sitios que sobraban. Liam al lado de Mia, nuestra única prima, y con la cuál me llevo a muerte. Y yo entre mis queridísimos primos, Louis, quién tiene mi misma edad y nació un mes después que yo, y Dylan, el pequeño cumpleañero, que cumple nueve añitos.

Ya habíamos cenado. Algunas comidas habían estado geniales, otras no tanto. Pero igualmente, todos estábamos pasando un buen rato, en familia. Mi prima se levantó un momento de la silla, y seguidamente se levantaron todos mis demás primos y mi hermano. Mi madre me dedicó una mirada, alentándome a que me levantara con ellos, cosa que hice tras entender que debíamos levantarnos para poder ir a por la tarta y los regalos del pequeño. Fuimos todos a por las cosas que se encontraban en el coche de mi tío Peter, las cogimos y las llevamos a la mesa. Eso sí, Dylan no lo vió, pues estaba en el baño.

Cuando llegó se llevó una gran sorpresa. No se lo esperaba para nada. Le habíamos hecho la broma de que nos habíamos olvidado de comprar los regalos y que otro día se lo íbamos a dar. Y se lo creyó. La primera vez que se cree una broma nuestra.

Ya habíamos salido del restaurante. Nuestros padres habían ido a tomarse una copa en un bar, mientras que nosotros, los "pequeños" dábamos un paseo con unos helados. Digo "pequeños", entre comillas, porque hasta mi primo de veintinueve años venía con nosotros.

- ¡Ashley! ¡Mira! - exclamó mi primo Sam, de veintiún años.

- ¿Qué miro, Sam?

- ¿Ese no es Connor? ¿Tu gran y queridísimo amigo Connor?

- ¿Eres muy gracioso, no?

Connor fue el chico que me gustó unos seis años seguidos. Estaba súper colada por él y él nunca lo supo hasta el año pasado, cuando me dejó de gustar. Al enterarse me dejó de hablar, no sé porqué y pues desde ahí Sam me hace esa broma, cada vez que lo vemos.

-¡Eh tú! ¡La castaña! - gritó un chico que venía en nuestra dirección con un gran grupo de amigos.

- ¿¡Yo!? - exclamé confundida.

- ¡Sí, tú! ¡Mi colega quiere tu número!

¡¿QUÉ?!

- Ya has ligado - me susurra mi primo Louis en el oído, mientras yo sigo extrañada por lo que acaba de ocurrir.

¡¡Buenoo!! Aquí tenéis el primer capítulo de esta novela

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