Después de lo ocurrido, nos fuimos todos a casa. No llegué a ver bien la cara del chico que supuestamente quería mi número, pues en cuanto su amigo me gritó aquello, salió corriendo como una bala. Louis dijo que lo hizo por vergüenza, y por no saber cómo yo iba a reaccionar.
- ¡Ashley! ¡Despierta! - grita mi madre desde la otra punta del piso -. ¡Vamos a desayunar con tu abuela y después vamos a la playa!
Odio que mi madre me grite. Odio levantarme temprano. Y levantarme tarde. Odio desayunar con mi abuela, ya que me pone mucha comida para desayunar y después siento que voy a explotar. Y odio la arena de la playa. Y las algas.
Dios mio, parezco una amargada que odia la vida. No lo soy.
- Venga ya, marmota. Despierta. Yo llevo desde las nueve de la mañana despierto con papá y mamá - dice mi hermano entrando por la puerta de la habitación rascándose el brazo, le habían picado los mosquitos.
- Ay, déjame. Sabes que amo dormir.
- Eso no es excusa para no venirte con nosotros a andar por la playa.
- De hecho, sí que lo es. Eso implica levantarse temprano, listo - le respondo poniéndole cara de asco.
Dicho esto, mi hermano sale de la habitación cerrando la puerta.
Me levanto y me dirijo a mi armario, el cuál estaba bastante desordenado. No hay cosa que me de más rabia que el desorden. Soy muy ordenada, y mi hermano muy desordenado. Por culpa de Liam el armario está patas arriba, y por ello no encuentro ni mi bikini, ni mi ropa. Finalmente lo encontré.
El bikini era blanco entero, y encima me puse unos vaqueros azules cortos con una camiseta negra de mi queridísimo Shawn Mendes. Me coloqué las chanclas y salí del cuarto para poder lavarme los dientes y la cara.
Después de hacer todo lo que teníamos que hacer, salimos a casa de mi abuela. Luego, fuimos a la playa.
Estaba haciéndome el muerto en la playa cuando de repente noto un gran trozo de arena mojada en mi cara. ¡Gracias universo! Me sumergí en el agua, y al salir busqué al culpable del inmenso impacto. Miré y miré, pero nada. Decidí pasar y comencé a bucear. Al subir la cabeza, noté algo de nuevo. Otra bola de arena. Ya me estaba cabreando. Volví a buscar con la mirada, y de nuevo, nada. Esta vez me quedé con la cabeza fuera del agua. Y por fin encontré al culpable. Era el maldito Connor Black. ¿¡Qué mierdas se cree que hace!?
- ¿Puedes parar? Molestas, ¿sabes? - exclamé cabreada.
- Aich, lo siento doña me enfado por cualquier tontería.
- Lo va a decir aquí el chico que me dejó de hablar porque yo sentía algo por él. ¡Infantil!
- Mmm, tengo que irme.
- ¡Sí! ¡Huye de esta conversación! Total, si no hablar las cosas es lo tuyo.
- Ashley, mi hermano me está esperando.
- Sí, eso, vete.
- Adiós.
- Hasta nunca.
De pronto, escucho una voz muy familiar atrás mía. Y tan familiar, como que era mi hermano.
- Que borde has sido con él. Aunque igualmente se lo merece, por dejarte de hablar.
- No es que se merezca nada, Liam. Simplemente las cosas pasan por alguna razón. Y si él tenía que separarse de mí, porque sí, pues tampoco voy a hacer nada para impedirlo. Y tampoco tengo porqué enfadadarme por ello.
- Ay, Ashley. En qué momento empezarás a luchar por lo que realmente quieres y cuando dejarás de decir ese tostón que acabas de soltar.
- En el momento en el que tenga que luchar por alguien que realmente valga la pena.
Mi hermano, mi primo Louis y yo, habíamos decidido quedarnos a comer en la playa. Nuestros padres se habían marchado, y nosotros fuimos a por unos bocadillos y nos los comimos. Ahora mismo Liam y Louis se han quedado dormidos en la arena, por lo que decido darme un baño rápido y tumbarme a tomar el sol.
El agua estaba congelada. Pero no tanto como mi alma... Es broma, es broma. Pero sí que el agua estaba bastante fría. Igualmente, me metí.
Al salir, estaba llegando al lugar dónde estábamos, pero, como no, tenía que ocurrir algo. Me tropecé con un balón de un niño pequeño, siempre dejan las cosas por medio, aún así los adoro. Después de eso, me comí toda la arena. Me levanté, como si no hubiera pasado nada y seguí caminando. Pero, algo cayó sobre mi cabeza, miré hacia arriba y nada. Y hacia los lados, y seguía sin haber nada. Hasta que me toqué y... ¡No me jodas! ¡Me ha cagado una jodida gaviota encima! Me di la vuelta para meterme en el agua para quitarme esa cosa asquerosa del pelo y, me volví a tropezar con el balón del niño. ¿Para colmo? Para colmo me caí encima de un chico, mierda.
Lo miré y me miró. Nos levantamos. Me sonaba su cara. Hasta que caí en quién era...
- ¿Yo a tí te conozco? - pregunté.
¡Hola holaa! Aquí tenéis el segundo capítulo de esta novela :)
Espero que os vaya gustando.
ESTÁS LEYENDO
Puedes llamarle "destino"
Teen FictionAshley es una chica bastante soñadora, es una romántica empedernida, le encanta leer historias de amor e imaginarse cómo conocerá al amor de su vida. Pero a la hora de enfrentar al amor en su vida real y no en sus sueños, no ve la manera de hacerlo...