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Algunos días después...

Laura se despertó algo sobresalta al sentir como una mano algo fría le tocaba. La mujer miro a un lado suyo y encontró a Severus a un lado de ella viéndole. La abadesa suspiro y sonrió como pudo. Le dolía todo su cuerpo y apenas sentía que tenía fuerzas para respirar. —Mi niño...—Murmuro la mujer sonriéndole—Sev... amor ¿Qué haces aquí?—Le pregunto viendo el reloj en lo alto de la pared de su habitación— Son casi las tres de la mañana, cielo. —murmuro ella con voz débil.

El niño le miro— ¿Estas bien?—Pregunto viéndole, estaba arrodillado aun lado de la cama y con la cabeza posada sobre el colchón— ¿Te vas a morir?—

Laura rio por lo directo que era el pequeño pelinegro—Espero aún no... Sev—Le dijo sonriendo, y paladeando el colchón aun lado de ella para que el niño tomara asiento sobre él. Severus así lo hizo. — Aunque los muggles... no tenemos vidas muy largas, cielo.

Aldhelmo abrió los ojos ligeramente impresionado al escuchar aquello— ¿Muggles?—repitió sorprendido.

Laura le sonrió—Eres un mago...—Le dijo agarrándole de la mano— ¿Verdad?—Le pregunto con voz cansada. Realmente sentía que si moriría. El peso de su cuerpo y el dolor era impresionante.

—He.... —Murmuro sin saber que decir, se removió incomodo sobre el colchón—Si...—Susurro viéndole, la abadesa sonrió— ¿Tu... eres una bruja?—Pregunto y espero ocioso la respuesta.

—No.... aunque me... hubiera encantado serlo—Le dijo al niño y suspiro—mi padre tuvo que haberlo sido pero... nació sin magia—Le conto al pequeño—Y su familia lo expulso, o... bueno—conto—el mismo se fue de casa... al no poder seguir soportando el desprecio de sus familiares...

Severus puso mala cara, trato de pensar en quienes hubiesen sido y unos cuantos apellidos rondaron por su mente— ¿Aún vive?—Pregunto a la monja, la cual asintió— ¿Cómo se llama?—pregunto.

—Marius... Marius Black—Le respondió.

Severus asintió, trato de que su rostro no reflejara la sorpresa de escuchar todo aquello. De escuchar el apellido de una de las familias más aferradas a la pureza de la sangre—Oh.... —Murmuro—Ella.... —dijo refiriéndose a su madre—alguna vez me hablo sobre ellos.

Laura suspiro y como pudo tomo asiento sobre la cama, acomodo algunas alomadas tras ella para poder estar más cómoda—Son... una familia muy cruel, cielo—Le dijo acariciando su cabello con dulzura—No conocí a ninguno de mis otros familiares, salvo a mis abuelos... aunque nunca estaban contentos, tal vez esperaban que mi padre se casara con una bruja y tuviera hijos magos... pero mi padre no los complació, cielo—Dijo sonriendo ligeramente—No los complació... se fue de casa y se casó con una muggle.

Severus miro a la mujer, tenía el rostro cansado y se veía algo más vieja que de costumbre, pareciera como si tuviera más edad de la que siempre aparentaba. Se preguntó si tal vez tomaba pociones de rejuvenecimiento—Esa gente es idiota.

— ¡Cielo!—Dijo la madre superiora, reprendiéndole—No digas groserías.

—No lo es...—Dijo viéndole y sonriéndole, la mujer le abrazo y él se acurruco a ella. La quería, a pesar de que llevaba algunos meses allí, realmente le habia tomado bastante apareció a aquella mujer, le recordaba a Dumbledore en ocasiones — ¿Por qué...por que no te tomas una poción? Te curarías de inmediato...

—Mi padre fue a buscar una... —Le comento peinando el niño con su cabello, se sentía algo extraña al hablar con él. Sentía como si hablara con alguien de mayor de edad que con un simple niño—Pero... vive bastante lejos de aquí y... no somos magos para aparecernos. —le recordó. —Por ahora... solo tenemos que rezar—murmuro agarrando uno de sus rosarios y le entrego uno al niño—Dios también hace milagros.

Severus agarro el rosario y miro algo avergonzado a la mujer—No se rezar—Susurro en voz abaja—Nunca lo he hecho...—le dijo.

Laura rio ligeramente y agarro un mechón de su cabello —Bueno.... —Dijo pensando, tratando de buscar alguna alternativa para eso. —Puedes hacer una plegaria... —Le conto— es como una oración...—Laura se removió incomoda al sentir una especie de calambre sobre sus extremidades inferiores—Dios...—Murmuro la mujer tratando de moverse, jadeo incomoda—Ya estoy vieja—rio ligeramente.

— ¿Estas bien?—Pregunto severus al ver a la mujer hacer un gesto de dolor— ¿Voy a buscar a....?—Laura negó y sonrió nuevamente.

—Ya estoy bien—Le dijo y agarro su mano—Como decía... es como una oración pero para hacer más fuerte el lazo de esta tienes que prometer algo.

— ¿Algo?—repitió el confundido— ¿Cómo... que?—pregunto desconfiado.

La mujer sonrió al ver el rostro suspicaz del niño—Algo sencillo Sev—Dijo ella—supongamos... cuando mi madre enfermo años atrás—le conto—rece a Dios y le pedí que si mi madre mejoraba haría un día de ayuna, semanalmente—le dijo.

El niño mordió sus labios— ¿Y funciono?

La madre superiora asintió—Si, funciono—Le dijo —Aunque no lo creas, amor, Dios me escucho—Le dijo—y te escuchara a ti aún más rápido por ser un niño—Su voz sonaba dulce pero cansada—puedes prometer... no se... tu cabello, promete que nunca lo cortaras...o algo parecido— le murmuro—o puedes intentar rezar solamente.

Severus escuchaba todo con escepticismo, aun así no perdía nada en intentarlo. —Yo...—Murmuro incómodo y nervioso, agarro la mano de la mujer y este la apretó ligeramente sonriéndole—Dios....yo...te pido que hagas que la abuela, sane y se encuentre bien porque...—bajo la vista avergonzado se sentía algo ridículo al decir aquello, no sabía que decía y tampoco estaba tan seguro de aquello... aun así lo intentaba —ella es una persona...que nos cuida a todos y nos quiere, y no me gustaría que ella muriera... Haz que... su padre llegue rápido... para que también pueda ayudarle.

La abadesa sonrió al escuchar al pequeño. —vas bien, Sev... Dios te está escuchando.

—Te prometo que si... le ayudas y ella al amanecer se encuentra bien...—murmuro—No...no... me cortare el cabello nunca... Por favor... cuídala y protégela... y... que se cure... para que nos siga cuidando, siempre.

—Amen—Sentencio la abadesa.

El niño le siguió—Amen.

Laura acaricio el rostro del pequeño—Lo hiciste bien, cielo, Dios te escuchara —Le dijo sonriéndole—creo... que sería mejor que regreses a tu cuarto—Le pidió— No es bueno que estés a estas horas despierto... me alegro mucho tu visita...—Dijo y con esfuerzo se puso de pie, le acompaño hasta la puerta—regresa a la cama... y... suena con los ángeles.

Severus asintió, se despidió de la mujer y subió las escaleras hasta el segundo piso.

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Wendy removió su comida desanimada y preocupada. —No quiero que la abuela se muera, estos días... se ha sentido muy mal —Murmuro con voz entristecida—ella es muy buena...

Severus sintió un revolcón en el estómago al escucharle. El apetito se le fue inmediatamente—La abuela no morirá—Le dijo con seguridad.

Wendy miro a su hermano y abrió la boca para decir algo fue interrumpida por una voz.

—Buenos días, mis amores.... —Murmuro la abadesa entrando al comedor y sonriendo. Severus le volteo a ver y la mujer le sonrió, parecía estar perfecta, parecía ser otra persona completamente diferente a la que habia visto hace horas atrás en la madrugada.

— ¡Abuela!—Murmuraron algunos y fueron hasta donde la mujer a abrazarle. Otro se pusieron de pie esperaron su turno, Severus también se acercó y la mujer le beso la mejilla.

— ¿E-estas bien?—Pregunto sin creerlo ¿Realmente era verdad aquello?

La mujer mayor asintió—Dios te escucho, cielo. —Le dijo—aunque también recibió algo de ayuda—Murmuro refiriendo a su padre, el cual habia enviado a una lechuza hasta el orfanato. 

El viaje al pasado de Severus Snape IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora