~ Prologo ~
Bea POV
Me encontraba sentada espalda con espalda a Paul. Faltaban 10 minutos para que comenzara la carrera. Respiro profundamente y me abrazo yo misma. Ya empieza la voz de mando, y los nervios se apoderan de mí. Algo malo va a pasar, lo preciento.
Distingo a Sam a lo lejos y veo que busca a alguien desesperadamente, se lanza en la multitud y al verme agita sus manos.
-¡Bea, bájate! -Grita Sam,
-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! -Respondí con auguro.
-¡Bajate necesito tu ayuda! ¡Ven ya! -Respondió con desesperación.
Los nervios se desatan en mi interior nuevamente. ¿Bajar o quedarme? ¡Joder, Sam! Quito mi cinturón y bajo de la moto. Paul voltea y me mira desconcertado.
-¿Eh, Bea, adónde vas? ¡Montate ahora, ya comienza la carrera! –Grita.
-¡Sam me necesita, no voy a tardar! –Digo.
Voy corriendo adonde se encuentra Sam, atravieso la multitud para llegar a ella, no la veo por ningún lado. Si eran una de sus bromas la iba a matar, joder. No era el mejor momento. Sentía las ansias de ir y decirle a Paul que se bajara de esa moto, sabía que algo pasaría.
-¡Aquí estás! -dice Sam tomándome por la muñeca-. ¡Bruno y Todd se están matando Jane!
-¿Qué? ¡Sam, ¿y a mí que mierda me importan esos dos?! ¡Joder! Tu hermano está por correr la carrera de sus sueños y me dices que me baje para esto ¿en serio? –Sentía las ansias de ahorcarla.
-Sabes que yo no puedo con ellos –hace una pausa- y además…
En ese momentos se oyen los tres disparos que indican que a comenzado la carrera, cuerpos golpean el mio persiguiendo las motos, ¡A la mierda bruno y los se estén peleando, tengo que detener a Paul! Volteo y trato de perseguir la moto, pero ya era tarde, veo como su moto pasa a toda velocidad por mi campo de vista, reconozco el pelo rojizo de Annabell, la puta barata que se muere por él. Supuse que como no estaba yo, ella aprovechó y se montó, ya que no podia correr sin un acompañante.
Exhalo y me doy por vencida, ya no hay nada que pudiera hacer. Tomo mi cabeza con mi manos y suspiro, hay algo dentro de mi que me dice que algo va a pasar, no podía dejar de pensarlo, el sentimiento de pérdida me cae como un balde de agua fría. El terror de pensar que algo le va a pasar a Paul me eriza la piel.
-Yo también siento eso -me dice Sam y me abraza por detras-. Desde esta mañana… siento eso.
- Yo igual, sabes… - Me doy la vuelta y la miro a los ojos. De los mios cae una lágrima.
En una facción de segundo se oyen diversos disparos, el caos se apoderan de las personas y de mi. Lo sabia. Volteo y abrazo a Sam, ella sentía lo mismo que yo. Sus ojos al igual que los míos son un baño de lágrimas. Me aprieta fuerte y solloza.
-Es Paul. -Aseguro en un último respiro.
-No, Bea -su voz se quiebra- . ¿Qué mierda dices? -dice y solloza en mi hombro.
Mi sub-consiente me llevaba a la realidad, no era posible que fuera Paul, y si fuera así, ¿cómo lo sabría yo? Pero mi corazón no dejaba de palpitar, tanto el y como yo sabía que algo anda mal. Mi corazón se achicó en solo pensar que algo le llegase a pasar a Paul. Detengo mis lágrimas y decido pensar positivo. Inhalo y exhalo repetidas veces. Suelto a Sam y me siento en la acera. Era inevitable. Comienzo a llorar con más angustia y desesperación.
Necesitaba ir a aquél lugar, ningún competidor aún había llegado. Me levanto y comienzo a correr hacía aquél lugar. En un segundo tengo a Bruno y a su moto al lado de mí, paro de correr y él baja de la moto. Me mira, sus ojos rojos y palpitantes demuestran dolor.
-¿Es él? -Pregunto con voz queda.
-Vamos. Te llevaré al lugar -Toma mi mano y me monto en la moto.
Arranca a toda velocidad, el viento pega en mi cara y seca mis lágrimas. Yo tenía razón sabía que algo pasaría, sabia que algo le pasaría a mi Paul.
Al llegar al lugar bajo rápidamente de la moto, me hago paso entre la multitud que rodeaba dos cuerpos, llego al centro y todos miedos se hicieron realidad. El cuerpo de Paul Rodríguez se encuentra tirado en el pavimento, corro hasta él. Ciertamente en su cuerpo había herida de balas. Tomo rápidamente su cara y él me mira a los ojos, por un segundo en su mirada se encuentra alivio, alivio de que yo estoy bien. Pero él no lo está. Me mira y sonríe.
-Tranquilo, ya vienen las ambulancias, -digo y tomo su rostro en mis manos.
-Beatriz... -dice y pasa sus dedos por mi cabello.
-Bebé... -susurro y las lágrimas comienzan a salir-. Por favor, Paul, resiste... -sollozo.
-Linda... -dice con esfuerzo y voz queda-. No llores, todo estará bien…
-¿Qué? -pregunto y sus ojos comienzan a cerrarse-. ¡Paul, mírame, Paul!
Efectivamente todos mis miedos y dudas se habían hecho realidad. Lo abrazo y comienzo a llorar desesperadamente, deseando que abriera sus ojos y me sonriera, que me dijera que todo estaría bien. Como siempre lo hacía. Pero no, él ya estaba ni estaría conmigo… nunca más.
Levanto mi mirada y busco a Sam con desesperación total. Veo en todas las direcciones y no la encuentro.
Unos metros mas adelante en un callejón veo a un chico, alto y robusto. No lo distingo bien debido a la oscuridad. Él me ve. Se lleva su dedo índice a la boca y me hace señal de que haga silencio. Luego, el tipo solo se da la media vuelta y se va.