*Narra Josseling*
Al recobrar un poco el sentido pude percibir que estaba en otra habitación, lo cual llamo un poco mi atención, pero obligue a mi mente a concentrarse, necesitaba buscar una salida, por que realmente esto no me daba buena espina. Cerca del lugar donde estaba acostada y amordazada, se encontraba una mesa de metal, trate de arrastrarme hasta ella para utilizar el filo de esta y tratar de liberarme. Cuando estaba a tan poco de lograrlo, un hombre entró y noto lo que trataba de hacer, empezó a reír y me soltó, me tomo de los hombros, trate de soltarme pero por más que lo intente me fue imposible.
Entramos a un cuarto un poco más pequeño que el anterior, olía mal, a humedad y putrefacción, me pareció un poco extraño todo eso teniendo en cuenta que mi padre estaba acá. Empecé a gritar, lo más alto que pude, hasta que sentí un pinchazo en mi brazo y toda mi realidad se vino abajo.
Podía escuchar, sentir, oler y posiblemente también probar pero no lograba abrir mis ojos por más que lo intentará, era como si mis párpados hubieran sido cosidos.
A lo lejos pude escuchar un par de pasos, hasta que sentí una respiración cerca de mi rostro, luego sentí algo húmedo recorrer mi cuello.
- Me divertire haciéndote sufrír, por que así él será derrotado, te espera mucho, pero tal vez dure poco querida hijita. -Dijo eso último con un toque un tanto cínico, que por 1ra vez me hizo sentir miedo, por que me encontraba en su poder al no tener la capacidad de mover ninguna parte de mi cuerpo.
Sabía muy en el fondo que no debía confiar en ese tipo, mi instinto me lo afirmó pero no supe actuar rápido y me encontraba en una situación en la cual mi conciencia me afirmaba que no lograría librarme de esta. Sabía que nadie llegaría a rescatarme, por que no tenía a alguien que luchará por mi, en ese instante sentí la soledad más cruda que otras veces.
Poco a poco sentí como mi blusa era cortada junto con mi sostén, quería gritar, pedir clemencia, pero se me hacía imposible, cuando sentí la punta fría en uno de mis senos, mi corazón se detuvo, poco a poco el filo de lo que sea que estuviera usando, hacia líneas en todo mi pecho, sentía la sangre brotar de las heridas, era algo insorpotable, escuchaba su risa cínica, por todo el lugar, después sentí como su lengua pasaba por la parte herida y me dio asco, demasiado asco. Escuche como desgarraba mi pantalón y empezó a rajar mis muslos, por mi mente sólo pasaban mis hermanas, en como pude por una vez en mi vida lograr algo para ellas, las deje en buenas manos, sabía que con el tiempo empezarian a preguntar por mi y creerán que las abandone, cuando seguramente estaré tres metros bajo tierra o en alguna fosa común, en estado de descomposición o ya hecha huesos.
Temía por ellas, por sí acaso este psicópata no le bastara matarme y fuera tras ellas, sentía que mi final estaba cerca, por mi mente pasaron todos mis recuerdos, tanto los traumantes, como los que me enseñaron que en este mundo de oscuridad aún existe una pequeña luz de felicidad.
Pensé en mi niño, aquel ángel que me cuidaba desde el cielo, mi pequeño, no merecía morir de tal forma tan repugnante, la vida es injusta hasta con los nenes, pero logré vengarme, de la mejor manera posible, primero el hijo, al lastimar mi corazón, lo único que logró fue que su vida acabará, luego me enteré que aquel cerdo que me arrebató la vida de mi pequeño sol era su padre. A el también le cargue la cuenta y lo mate dejando mi sello, las llamas, aquello que consume hasta lo más oscuro del alma, por que si yo he de arder en el infierno, nada mejor que aquellos que me dañaron lo hagan primero.
Desde que asesine a la primer persona y la queme, sentí una rara sensación, desde ese instante supe que esa sería mi marca, luego sucedió lo de mi madre y aunque no fue fácil, ella de lo merecía, por no cuidar a Armando, por permitir que aquel ser tan asqueroso lo violara, a ella también la hice arder. Luego fue Anthony y tiempo después su padre. No siento remordimiento alguno, cada uno de esos asesinatos me hizo convertirme en la persona que soy ahora, cada golpe de la vida me destrozo, pero también me enseñó a como reconstruir mi alma y no hacerla tan débil.
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Muertes en Paris (+18)
Misterio / SuspensoLa vida es un juego, en el cual aprendes a sobrevivir o mueres en el primer intento. Todo empieza cuando ya no vez la vida con fantasía, si no a como es realmente. Jugada tras jugada Joseling ira apartando de su vida a todo aquel el cual le hizo dañ...