dolores ➳ five

CAPITULO CUATRO

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HAZEL & CHA-CHA!
omnisciente. presente
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– ¿Entonces ella es nuestra hermana? – hablo Luther, apuntando a Dolores, acción que logró que Allison lo mirará mal. Grace asintió.

– Wow. – dijo Klaus. – Porque parece como de unos, no lo se, ¿nueve años?.

– Papá me hizo esto. – suspiro, y Luther la miro interesado. – me dijo que no podía crecer y entender lo que hizo, pero aún así ahora lo hago. – dijo encogiendose de hombros, pero luego fruncio el ceño. – además tengo 13, idiota.

– No tengo tiempo para esto. – hablo Cinco, y se levantó dispuesto a irse.

– Recuerda lo que dijo Pogo. – hablo Grace, y aunque Cinco no se detuvo en pensar como sabía aquello, igual se dio la vuelta y miro a Dolores.

– Agh, ¿Quieres venir? – dijo dirigiéndose a la chica, y todos lo miraron realmente sorprendidos. Aunque la realidad era que si quería ir con ella, ya que se parecía tanto a su Delores, que tenerla cerca era reconfortante.

– ¿Yo? – Cinco asintió. – Amh, bueno. – se levantó torpemente, y se posiciono alado del quinto número. Salieron de la mansión y recién ahí ella se dispuso a hablar.

–¿A donde vamos?

– A buscar a alguien.

– ¿Quien?

– Alguien importante para mi – la joven suspiró.

– ¿Y porque quieres mi ayuda?

– Porque te veía bastante incómoda allí, con todas las miradas sobre ti. – obviamente Cinco no iba a decirle ninguna de las dos verdades, tanto la de Pogo como la que le gustaba estar a su lado. El queria encontrar a Delores, ya que el nuevo inconveniente de disfrutar estar alado de la pelinegra habia causado que cambie sus planes del ojo y que encuentre al maniquí cuanto antes, así aquella sensación se iría.

– Gracias, supongo.

Siguieron caminando en silencio, hasta llegar a una tienda de ropa, que era bastante grande. Hasta ese momento, Dolores no se había dado cuenta de su alrededor, estaba afuera, en la calle. Y aunque fuera de noche todo le fascinaba, desde la hermosa luna llena hasta los ojos celestes del chico a su lado, que brillaban con la blanca luz de la ya nombrada.

– ¿Cómo entramos?.

– Tu no entras, yo si. – dijo Cinco, y de un segundo a otro se teletransporto adentro del local. Dolores suspiro, y absorbió la energia de las cámaras de seguridad, se acercó al candado y lo derrito, entrando al lugar.

Encontro a Cinco hablando con un maniquí.

– Delores. – le sonrió.

– Oye, ya pude entrar asique... – la pelinegra fue interrumpida por disparos, que provenían de atrás de los maniquíes, Cinco agarró el brazo de Dolores y corrieron a un lugar seguro.

– ¿Quienes son?.

– Hazel y Cha-Cha.

– ¿Qué quieren?

– Matarme.

– ¿Porqué?

– Haces demasiadas preguntas, ¿sabes?. – Cinco dejo a una desconcertada y confundida Dolores sola, mientras iba a rescatar a Delores. Ella los vio acercarse a Cinco, y corrió cerca de él, tirando una ráfaga de fuego a los sicarios, los cuales gritaron al ser quemados, pero no llegaron a tanto ya que sus trajes eran mayormente inflamables.

– Corre. – dijo él, y ella se molestó por no escuchar si quiera un gracias, pero aun así lo siguió. Llegaron bastante lejos y recién en ese momento se detuvieron para respirar.

– Eso fue intenso. – se rió Dolores, aunque en realidad lo hacia para no entrar en un ataque de panico.

– Necesitó que no le digas a nadie lo que paso hoy, ¿entendido?.

– Sí, mi capitán. – dijo, y aunque al principio a Cinco lo irritó que sea tan infantil, terminó por sonreír. – Oye, ¿puedo preguntarte algo?.

– ¿Algo más de todo lo que ya me preguntaste?. – ella rió, y decidió tomárselo como un si.

– ¿Porqué sigues siendo un niño? Digo, tendrías que ser mayor como los demás.

– Viaje en el tiempo cuando tenia 13 y estuve perdido en él, pero cuando pude volver, me convertí en un niño de nuevo. – dijo Cinco, encogiendose de hombros.

– Las ecuaciones están mal. – contestó ella, sorprendiendo a Cinco, ya que Delores siempre decía aquello. Le sonrió de una manera dulce y ambos siguieron caminando.