Harry descubrió el espejo en su primer año, Draco Malfoy lo hizo unos años después cuando Dumbledore lo trasladó a otro sitio. Draco se perdió en lo que veía en el reflejo mágico.
Al parecer dicho objeto llamo la atención de los dos niños atormenta...
❝Saborear el sabor amargo del odio hacia tí, porque no me perdono saber que fui tan estúpido como para no acercarme y que supieras de mí❞
P R E F A C I O .
La historia de aquél niño-que-vivió fue conocida en cada rincón del mundo mágico desde el momento en que una peculiar cicatriz decoró su frente, aquella historia fue esparcida por todos lados como la pólvora misma y como cualquier noticia fue conocida en dos versiones, una totalmente verídica y otra que fue alterada por simples rumores. Harry se acostumbró a ellos, los rumores eran como pequeños dementores que lo acechaban siempre, se acostumbró al amargo sabor que ellos consigo traían.
Aunque por otro lado, en otro espacio del mundo mágico cierto rubio de ojos grisáceos conocía perfectamente el tener que acostumbrase a los miedos que recorrían su piel, cumplir cada regla que la elegante familia Malfoy implementaba como un micro chip en su mente, debía ser detestable, manipulador, un ser humano que careciera de empatía, ya que así se lo habían inculcado, él conocía algo parecido a la maldición imperius, puesto que ese algo , él solía llamarlo "padre".
Harry Potter era el niño que encontró el amor en Hogwarts, conoció la amistad y la fortaleza que tenía, la valentía que obtienes al estar con amigos. Draco Malfoy encontró mucho más odio en la institución que en su casa, los comentarios se instalaban en su pecho como hirientes cuchillos dispuestos a rasgar todo a su paso, sin embargo siempre que Draco sangraba, el dolor se veía reducido con algo tan simple como una sonrisa ajena, aquella sonrisa de estúpido que siempre el cara rajada llevaba dibujada en su rostro, ¿Por qué tiene que sonreír como imbécil? Aunque, tal vez sea un lindo imbécil...no, no.
Para aquel rubio de ojos grises era inevitable no poder observar los ojos esmeraldas en los pasillos, observarlo sonreír y más aún cuando encontró ese pequeño espacio donde podía ser feliz al menos unos segundos, Draco podía tener un mal día, uno terrible, pero bastaba con ir al espejo, pararse justo ahí y ve a Potter sonreírle y como si fuera obra de un patronus el dolor se esfumaba. El espejo de Oesed era su mayor consuelo. Su único consuelo.
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Harry Potter, fue el niño que vivió. Draco Malfoy, fue un niño sin elección. Ambos forman dos piezas perdidas de un rompecabezas, ese que llamamos, maldito amor.
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ACLARATORIA PARA CONTINUAR LEYENDO:
Esta historia es un producto de mi loca cabecita así que combiné escenas y situaciones de todos los libros y películas de manera random la historia transcurre en el cuarto año pero hay sucesos de otros años por lo que no hay existencia de la línea de tiempo.
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