Espejo de Oesed.

4.

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❝Si tu frágil corazón se rompe en miles de piezas, serán mi propias mano,s las que reconstruyan tu rompecabezas. .❞

Después de todo el asunto del espejo, el boggart y los rumores esos mismos sucesos habían pasado a segundo plano. Draco había estado un poco más tranquilo desde esa misma noche donde había soñado con Harry Potter y la aparición de aquella marca en su vientre.

El episodio fue el siguiente, Malfoy volvió a su sala común después de observar el espejo con una sonrisa en su rostro y un alivio que ni él se explicaba, acto seguido se recostó en su cama y se durmió a los pocos segundos, su respiración era tranquila y su piel estaba tan pálida y perfecta como siempre, se veía jodidamente hermoso mientras dormía como si de un bello ángel se tratara, el joven se relajó y los sueños comenzaron a realizar pequeñas películas en su cabeza.

Como un estallido de mucha luz cegó la vista y al aclarar la visión se observaba una casa bastante cómoda, había una pequeña sala y una alacena, Malfoy en su más profundo sueño no podía creer lo que pasaba quería obligarse a despejar y maldecirse a sí mismo por estar soñando con Potter.

En resumen Draco observó como Harry era llevado por Hagrid a casa de sus tíos y estos le hacían cosas terribles, al joven Malfoy se le estrujó el corazón al poder mirar a detalle algunos años donde Harry sufría y aunque no eran nada comparado con lo que él había vivido igual se sentía muy triste, odiaba por alguna extraña razón que trataran mal a su pequeño elegido. El espejo de Oesed presentó recuerdos felices y tristes de Harry en la mente de Malfoy como reflejos, sin duda su el espejo hizo magia en cada momento observado como sueños como esas luces que brillan en su cielo oscuro, eso era el rubio, una contestación de Dragón entre tanta oscuridad, esa pequeña luz entre las galaxias, sin embargo su brillo se veía opacado por ese agujero negro de prejuicios por simplemente cargar un bonito apellido pero lleno de muchísima mierda y finalmente Draco se quedó profundamente dormido.

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El ambiente de la mañana se hizo presente dándole así una cálida bienvenida a un nuevo día en Hogwarts estaba todo bastante tranquilo y monótono, se encontraban alumnos despertando y otros ya preparados para comenzar sus propósitos.

En la casa verde se encontraba un muy abatido Draco quien se miraba al espejo con asco, asco hacia sí mismo, la mirada del jovencito bajó hasta encontrarse con unas finas líneas dibujadas en sus muñecas en relieve, eran cortadas. Así como lo ven amigos, Draco Malfoy se autolesionaba por muy difícil de creer que era pasaba y sus razones o motivos eran desconocidos por todos lo que le rodeaban.

—Draco a clases ah...—Pansy entró y al ver el pecho desnudo del rubio se estremeció.—Lo... Lo..

Draco ocultó sus muñecas bajo un suéter manga larga cómodo con los colores de su cara y la miró recuperando sus aires y sonrío de lado con picardía al ver a su amiga nerviosa y acalorada por su culpa. —Oh, Pansy cariño... Yo sólo me preparaba y eso. —le guiñó el ojo y la morena casi se desmaya.

—Vale.. Pues ya vámonos. —dijo la chica como pudo, Draco derretía.

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Harry Potter se disponía a caminar a su clase con una duda en su mente, ¿Qué pensarían sus amigos si hablara del sueño que tuvo ayer? Obvio Ron lo golpearía por hablar de Malfoy, aunque para sorpresa de Harry él pelirrojo lo miró y habló tomando la mano de la castaña discretamente.

—Malfoy está muy raro siento que trama algo, no me creo su papelito de niño bueno al salvar a Harry del boggart y mucho menos me trago eso de que llamó a Hermione por su nombre.