Neverland ©

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Fugarse de casa durante las noches de la mano de Draco se convirtió en una hermosa rutina, jugaban y comían dulces con los señores Malfoy.

Sí, aquel lugar sin duda era Neverland, ahí era feliz, podía ser ella, podía usar su magia y no le resondraban. Conoció libros de magia, historias realmente increíblemente hermosas como Los cuentos de Beedle el Bardo.

Sus padres empezaron a ignorarla con más frecuencia desde que se convirtió en independiente para sus propios quehaceres, en realidad no recordaba haber recibido mucho amor de parte de ellos, mas que le contaron historias antes de dormir. Entonces empezó a dudar de que fueran sus progenitores por la frialdad que recibía últimamente.

—¿Crees que son mis padres? — le preguntó a Draco mientras lo seguía por uno de los pasillos de la mansión.

— No lo sé. — él respondió en susurro. —papá y mamá me tienen prohibido entrar aquí...

—¿entonces por qué vamos a meternos?

— Porque será la mejor travesura — rebatió Draco tras abrir la puerta con un toque suave.

En el interior había un pensadero, en las paredes muchos frascos pequeños. Hermione ya había leído de ello, eran recuerdos, todas ordenadas alfabéticamente. Draco cerró la puerta cuando estuvieron dentro.

— Este lugar se ve hermoso. — Hermione pasó por cada estante hasta llegar a la H —¿por qué este frasco tiene mi nombre.

Ella alzó el frasco para mostrárselo a su amigo. Él la miró y le señaló el pensadero.

— Veamos el motivo...

Así lo hicieron, sumergieron sus cabezas y sintieron como caían a un lugar distinto, a habitación donde estaba el señor Malfoy y Severus Snape.

Severus estaba otra vez aburrido, las vacaciones no eran lo suyo. Prefería mil veces el ruido molesto de los alumnos en Hogwarts que estar perdiendo en el Snap explosivo contra Lucius.

— He vuelto a ganar — rio el rubio de coleta baja.

— Es solo suerte, Malfoy.

Un pequeño plop, los hizo sobresaltarse, sobre la mesa apareció una elfina que vestía correctamente una pequeña túnica negra que estaba nueva.

—¿aquí vive el amo Severus? — preguntó la elfina que junto a ella traía un canasto de cuero. Del tamaño de un bebé.

— Es ese de cabello graso— Respondió Lucius señalándolo.

— yo soy Severus y ¿Usted Es? — pregunto desconcertado el joven de 21 años.

— Verá amo, soy Lena, los señores Prince fallecieron y me ordenaron decirle que usted al ser descendiente de los Prince debía hacerse cargo de la heredera y en caso de que no quiera aceptar debo de llevarla con los Malfoy. Señor. — expresó la elfina.

— ¿y por qué conmigo? — preguntó Lucius un tanto extrañado.

— Está pequeña es Hermione Prince la prometida de su hijo, señor Malfoy— expresó la elfina. — los señores querían que el amo Severus la cuidara ya que así le enseñará a la pequeña ama y ella no sería tan... Tan insensible y sería más humana, no como sus padres que eran fríos, por eso Lena la ha traído — respondió la elfina en medio del llanto.

— Yo no he prometido a mi hijo... Pero creo que fue el decrépito de padre — Lucius abrió el canasto. Tomó a la pequeña en brazos.

Una criatura que estaba dormida, usaba un vestido blanco y sus cabellos mostraban pequeños rizos.

— ¿Esa eres tú? — Draco le preguntó a su amiga castaña que estaba sorprendida viendo lo que ocurría.

Se acercó al señor Malfoy, miró al bebé. — No lo sé, mis padres no me han mostrado fotografías donde soy una bebé...

Escuchaban como Severus recibía toda una cátedra sobre los asuntos Prince y sus costumbres, como era la manera de vestir a la pequeña Hermione Charlotte Prince Rossier.

— Severus es mi padrino y desde que tengo memoria, él siempre está triste... Como si hubiera perdido algo — comentó Draco una vez que salieron del recuerdo. — ¿Te perdió a ti?

La castaña empezó a temblar mientras se acurrucaba en el piso. — Yo soy Hermione Jean Granger— dijo — debe ser otra Hermione...

—y esa otra Hermione es mi prometida — Respondió Draco — Le preguntaré a mi padre, no quiero tener novia.

Desdeluego que fueron a los señores Malfoy, que les dijeron que de eso no lescorrespondía hablar a ellos, Severus Snape debía de aclararlo. Llevaron aHermione a su habitación donde sus padres la esperaban con la peor expresión deenojo que nunca antes hubiese visto.