Capitulo 2 (creditos a Thamires por hacer este hermoso dibujo)

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-¡Tendría que haber ganado ese concurso wey!, ¡es todo tu culpa!-, refunfuñó el mexicano cruzado de brazos mientras que el peruano revisaba a su alrededor en busca de algún sendero.

-¿Te preocupa más haber quedado descalificado de ese concurso internacional gastronómico antes que estar perdido en esta maldita isla en medio del caribe?- el peruano arqueó una ceja. –Wow... y después dicen que soy yo el obsesionado de la gastronomía-. Acotó en voz baja mientras tiraba de un par de lianas para abrirse camino entre la maleza.

Pedro hizo una expresión ofendida digna de aparecer en "La rosa de Guadalupe". - ¡Oye, merecía ganar!, ¡no soy el que tiene más premios gastronómicos del mundo por nada!-

- ¿Disculpa?- Miguel se giró abruptamente mirándolo a la cara, ahora esto se había vuelto personal. - ¡Yo habría ganado si no hubiera sido por que te comiste MI PLATO!-, le tocó el pecho con el dedo índice, apuntando su culpabilidad.

- ¡PERO TU COMISTE PRIMERO DEL MIO, PERRO!-

Miguel abrió más sus ojos. - ¡¿A quién estas llamando perro faldero pulgoso?!, ¡el único que come perros es Chile y seguro que ya debió de haberte comido más de una vez!-

-Yo no te llamé faldero pul...-Pedro se detuvo de pronto enrojeciéndose sus mejillas. Acababa de darse cuenta que había querido decir el peruano - ¡OYE!, ¡solo somos buenos amigos, nada más!-

Miguel soltó una carcajada, secándose una lagrima. –Eso no te lo cree ni el gordo yankee, pe. Estás enamorado del flacucho-, dijo en pícaro tono infantil.

-Ya, basta wey... ¡¿y tú qué?! -

La pregunta lo dejo perplejo - ¿Qué cosa?-

-Ya sabes-, se le sonrojaron aún más las mejillas, -tu relación con Manuel. Seguro has tenido algo con él en algún momento como supongo que también lo ha tenido el argentino güero, ¿o no?-

Miguel se quedó mudo un momento. Pedro creyó que le iba a responder con alguna otra broma o risas, pero no fue así, de hecho, se le noto bastante incómodo.

-N-no es lo que piensas. Él y yo, no...-, agachó la cabeza ocultando su semblante, -... hemos sido como hermanos hace mucho, mucho tiempo atrás... pero nos distanciamos... y no ha vuelto a ser lo mismo desde entonces-. Había un dejo de pesadez en su voz.

-Órale, no sabía eso, lo siento carnal. No quería incomodarte... solo que pensé que había pasado algo amoroso entre ustedes dos-, sonrió algo incómodo, pensando el modo de levantar el humor.

Miguel devolvió media sonrisa, aunque frunciendo el ceño frente la insistencia del mexicano. –Esto no es como tus novelas mexicanas, pe-, sonrió más, soltando toda esa pesadez poco característica de él. -Seguro ya debes estar creándote toda una escena dramática en tu cabeza-

Mas allá de que Perú hiciera el tema a un lado, a México le seguía picando la curiosidad. ¿Qué había sucedido para que se distanciaran Chile y él? Debería preguntarle a alguien, Bolivia tal vez. ¡Eso!, ¡seguro el sabría! El mexicano sonrió satisfactoriamente.

-Espera-, el peruano le interrumpió su cadena de pensamientos, - ¿escuchas eso?, oigo voces de personas cerca-

-Si claro, cambia de tema-, sonrió Pedro cruzándose de brazos.

Miguel suspiró exasperado. - ¡¿Huevón, puedes dejar de molestar solo un minuto y escuchar lo que te digo?!-, apuntó en dirección a un claro entre la maleza. - ¡Oigo voces familiares proviniendo de esa dirección! -. No tuvo ganas de esperar al mexicano y se dirigió a la espesura. Sus deseos de salir de la isla, lo más pronto posible, era más importante.

Los latinos y la isla embrujadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora