Capítulo 3

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Ya es oficial, soy una interna. Odio esto, ¿¿no podíamos por lo menos ir vestidas como quisieramos??No, tenemos que ir como unas odiosas e imbéciles bratz, y no contentos con eso, me ponen de compañera a la imitación barata de Paris Hilton... Pero supongo que hay algo bueno en todo eso de compartir dormitorio con doña popular, y es que, nunca está en la habitación porque está siempre de compras así que tengo la privacidad que quiero para leer y hacer mis cosas sin que una cotilla insolente me toque las narices.

-Alumnos por favor, silencio. Esta es la señorita Aria Monroe y es nueva en el centro así que tratenla bien.-El rector al fin y al cabo no era tan malo, sólo estaba cuando era de vital importancia y despúes desaparecia así que genial. Quizá hay más cosas que me gustan de las que pensaba... 

Todo el mundo asintió tranquilamente y decidí sentarme dado que estaba de pie como si fuera estúpida así que me encaminé hacia el sitio que había cerca de la ventana pero antes de que pudiera llegar apareció la barbie y me impidió el paso.

-Lo siento nueva pero este es mi sitio, tú tienes uno junto a los marginados.- Y señaló con su dedo una mesa en una esquina de la clase que estaba rodeada de gente un tanto especial (negativamente hablando) Había hasta un tío que se sacaba los mocos y los chupaba, era asqueroso .

-Lo siento Jenna,me gusta más este sitio.- Y dicho esto la aparte con mi brazo derecho y me senté.

Toda la clase empezó a abuchaer para que Jenna se picara y por lo visto así fue.

-Creo que no me entendiste, mueve tu culo de esa silla o...

-¿O qué?-Ni siquiera le dejé que acabara de hablar y eso me producía un sencillo placer.

Doña popular se puso a dar grititos y un chico alto y bastante atractivo intervino en la situación.

-Vamos Jenny no le des esa satisfacción, siéntate en mi sitio.- Y dicho esto oí como un tío que estaba sentado a su lado bastante guapo le decía.

-Debiste dejar que se pelearan Jake, así lo grababa.

-No seas un pervertido Joshademás la nueva hubiera ganado .- Y de repente el tal Jake miró para mí y me sonrió. 

Mierda, se dió cuenta de que los oí, me senté en mi nueva y preciada mesa y mientras nadie me veía esbocé una gran sonrisa, y no os equivoquéis, no fue porque me mirara si no por el comentario.


The lie that changed my life (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora