Parte II

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Capítulo 2

        El viento soplando, las personas hablando, el sonido de las aves, pero nada tenía color, tal vez tenía un poco, pero todo se veía opaco y apagado. Era una una plaza abierta, con árboles, bancos y una fuente en el medio, pero no parecía la actualidad, parecían los noventas. Todo el ambiente estaba tranquilo hasta que un grito de una mujer en seco hizo que todos voltearan.

—¡Ayúdenme, por favor!—

        Cuándo seguí con la mirada la voz de la mujer, estaba detrás de un árbol, y vi un hombre vestido de negro con pasamontañas desaparecerse en el bosque.

—¡Él me hizo esto, atrápenlo!— dijo la mujer con voz de desesperación cuando todas las personas del parque veían su silueta detrás del árbol señalando en el sentido donde se fue el hombre.

        Dos señores que estaban en el parque sacaron una escopeta, dieron dos tiros al cielo y fueron tras el hombre, pero era imposible que lo consiguieran. Fui donde estaba recostada la mujer, detrás del árbol.

—¿Qué le ha ocurrido?— Le pregunté y no me respondió. A los 15 segundos me señaló su estómago. Le habían disparado. Grité lo más fuerte que pude en busca de ayuda, nadie me escuchó, me revisé los bolsillos y no tenía celular.

—No te preocupes por mí, escóndete— Justo después que me dijo eso, se le puso la mirada vidriosa y ya no se escuchaba su respiración acelerada, se había muerto.

        Cuando volví al centro de la plaza, donde estaba la fuente, ya no había ni un alma. Escuché un ruido detrás de mí y era el hombre vestido de negro, se me puso la mente en blanco. No me dio tiempo de reaccionar cuando volví a la realidad. Estaba en mi cuarto, había sido un sueño.

        Mi reloj marcaba las 9:40 p.m. y sonó mi celular que estaba al lado del reloj, en un estante. Tomé el celular y el identificador de llamadas decía "Llamada entrante de Chris."

        Christopher Huff era un amigo de mi infancia, lo conocí en el vecindario donde vivía hace 4 años, nos mudamos de allí porque estaba de 5 a 10 minutos de la ciudad, en cambio aquí estamos prácticamente en la ciudad. Chris y yo siempre estamos en contacto. Aún estaba confundido por la escena del parque, tal vez era un sueño, pero parecía más real.

—Eastgood.— me dijo Christopher apenas atendí la llamada.

—Huff.— le respondí.

—¿Vas a la fiesta?— me preguntó. De verdad no sabía de qué estaba hablando.

—¿Qué fiesta?—

—La fiesta, Andrew, ¿vas o te paso buscando?— me dijo riendo.

—Sabes que no tengo auto.— antes teníamos el carro de mi padre y de mi madre, pero como mi padre falleció, vendimos su auto, y mi madre no era de esas que me prestaba su auto, así que por ahora no tengo uno.

—Ya lo sabía, solo quería presumir que yo sí. Paso por ti a las 10:00 p.m. Ah, por cierto, es en la casa de Emma Sterling.—

—Espera, ¿quién es Emma Ster...— me colgó, antes de que terminara la frase. Su nombre me parece conocido, pero creo que no la conozco. No tenía ánimos de ir, pero ya venía Christopher así que estaba obligado a ir a la fiesta. Igual no estaba haciendo nada importante, o tal vez tener visiones con la muerte de una señora si es importante.

         Me puse una chaqueta negra de cuero encima de la camisa que llevaba puesta y bajé las escaleras. Las escaleras te llevan hasta la sala principal, hay 2 sofás color vainilla, uno para 3 personas y otro para 2 persona. Hay un televisor pantalla plana arriba de un estante negro, abajo habían muchos libros. En el centro hay una mesa de cristal donde hay un candelabro y las llaves de la casa.

        Fui a la cocina, que está a un lado de la sala, a tomar agua. Cuándo veo el refrigerador había un post.it de mi mamá que decía:

          Regreso de las compras a las 10:00 p.m. Las llaves están en la mesa de la sala.

        Ya faltaban unos 5 minutos para que llegaran las 10:00 p.m. mientras pasa el tiempo, me senté en el sofa de 2 personas, encendí el televisor y me quedé viendo un maratón de programas de comedia en Warner.

        Sonó una llave y se abrió la puerta, era mi madre.

—Hola, hijo.— me dijo mientras pasaba con tres bolsas blancas que colocó sobre la mesa de la cocina.

—Hola, mamá, voy a una fies...— Antes de terminar la frase sonó un portazo de un auto de afuera. —a una fiesta con Christopher. Adiós, te quiero.— Cuándo abrí la puerta de la casa estaba Christopher recostado en una columna de afuera.

        Él no se parecía a mi, el era de los que se escapan, y no entran a las clases. Tiene el cabello negro, con los ojos marrones, venía vestido con una chaqueta azul y una gorra de los Yankees. Vio a mi mamá detrás de mí.

—Hola, señora Eastgood, voy a raptar a su hijo.— le dijo Christopher.

—Hola, señor Huff. Con tal de que Andrew salga de esta casa, está bien.— le respondió mi madre con una sonrisa de oreja a oreja. Después de la muerte de mi padre, no he salido mucho últimamente.

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