II. Olor.

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-Tengan muchísimo cuidado, Itachi y Kisame están en la villa. Pero hasta el momento, no hemos podido dar con ellos. Recuerden, no son criminales comunes, son criminales de rango S. No traten de enfrentarlos solos -advirtió la Hokage con seriedad.




-¡Hai! -Asintieron todos antes de abandonar la estancia.




-Deberías quedarte en mi casa o yo en la tuya, Sakura-chan -sugirió Naruto, rascándose el mentón incómodo al proponer tal cosa. Pero la seguridad era primero.




-Sí, es lo mejor. Deberíamos quedarnos por equipo -asintió de acuerdo, mordiéndose el labio inferior perdida en sus pensamientos. Sentía que el corazón le latía en la garganta, ya había tenido una experiencia con uno de los Akatsuki y no había sido del todo... acorde, pero sí completamente placentera y fuera de lugar.




No había podido sacar de su mente esos momentos, aunque fuesen una ilusión sus caricias se sentían tan reales sobre su piel, bajo su ropa.




Se despidió de Naruto después de haber acordado que se reunirían en su casa, dado que ella jamás se quedaría en el cochinero que era la casa del rubio usualmente. Caminó a casa para ir preparando unas mantas limpias para el Uzumaki que primero iría a su casa a buscar ropa y informar a aquellos que no habían estado presentes.




Giró la llave, escuchando el débil clic haciendo eco. Todo estaba tan sombríamente silencioso.




Encendió la luz iluminando la estancia. Sintió como las piernas le temblaban de la impresión, sentía que de un momento a otro se caería al piso.




-S-Sasuke -balbuceó, completamente impactada al mirar directamente a los ojos del pelinegro ex-integrante del equipo siete.




-Sakura -dijo como si nada, apareciendo detrás de ella en completo silencio y cerrando la puerta. Sólo escuchó el leve clic nuevamente del seguro al ser pasado. Los nervios la hicieron reaccionar, dando paso al miedo y al rencor.




-¡Tú...!




-Shhh. -La cortó, tapándole la boca con la mano-. Siempre tan ruidosa -resopló, manteniéndola pegada a su cuerpo. Su aliento le hacía cosquilla en la piel-. No tengo intenciones de hacerte daño.




-¿Qué haces aquí? -cuestionó en cuanto su boca fue liberada y acariciada levemente por los dedos del Uchiha.




Pero como respuesta sólo obtuvo sus labios sobre los de ella. Quemándole, consumiéndola, derritiéndola a medida que su traicionero cuerpo no dudó en responder. Su lengua arrasó con la suya, domándola bajo su exigencia y su ritmo. La agarró de las nalgas, elevándola para que rodeara su cintura con las piernas y guiarla a la pequeña cama en la habitación.




Echó la cabeza hacia atrás para respirar, pero ni siquiera chance de eso le dio. Él se apoderó nuevamente de su boca mientras de una estocada ingresaba en ella haciéndola gritar. Todo acallado en sus labios, junto con el poco aire que le quedaba. Respiró como si su vida dependiera de ella, completamente ahogada entre la falta de aire y la sensación de él llenando su cuerpo a una velocidad vertiginosa y con una fuerza que hacía temblar la cama bajo de ellos y sus entrañas. Los gemidos se desbordaron como el agua de una fuente sin poder minimizarlos o acallarlos mientras sentía que era empotrada en la cama por la fuerza de sus embestidas. Sentía el orgasmo construyéndose poco a poco en su interior mientras sus paredes lo apretaban más y más hasta que cedió a la sensación gloriosa del orgasmo extendiéndose por todo su cuerpo, completamente ajena a que él continuaba bombeando en su interior para alcanzar su propia liberación.




Permaneció allí en la cama, con las piernas dormidas y su intimidad expuesta, dado que su falda estaba en su abdomen y sus medias completamente rotas. Cerró los ojos por un minuto tratando de normalizar su respiración y asimilar el hecho de que acaba de tener el mejor sexo de su vida. Pero, ¿qué le diría? ¿Había vuelto para quedarse? Pero lo que encontró al abrir sus orbes jade no era lo que esperaba.




-¿C-Cómo...?




-La próxima vez, puedes gritar mi nombre, no el de mi hermano. Y... deberías practicar un poco más el genjutsu, has estado en uno desde que entraste en la casa. -La voz fría y controlada de Itachi le respondió con normalidad mientras se arreglaba la capa de nubes rojas.




Sakura bajó la vista consternada, aún tenía las piernas desnudas y expuestas. Las cerró de inmediato, con la cabeza hecha un lío de pensamientos sin sentido.




-Sí, eso sí fue verdad. Pero cuando anhelas algo, no sabes distinguir donde termina la ilusión y comienza la verdad.




Puff.



Simplemente ya no estaba allí.




Toc Toc. El sonido de la puerta la hizo reaccionar, se puso de pie adolorida, bajándose la estrecha falda con dificultad y terminándose de quitar las medias. Desbloqueó el seguro y la sonrisa de Naruto la recibió al abrir la puerta.




-Ya estoy aquí. Huele un poco extraño aquí Sakura-chan, deberíamos abrir la ventana...-comenzó a parlotear el rubio con despreocupación mientras se dirigía a la ventana.




Sí, había un olor extraño. Era el olor a sexo, algo que ni siquiera una ilusión podría imitar.


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Gracias a todos por leer. Les invito también a Los Chicos de Al lado y mis otras historias. Pronto estaré subiendo una de Gaara & Ino, llamada Prisionero.

Anhelo [Itachi&Sakura][TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora