Cap. 9: Nigou

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Sus parpados se abrieron lentamente mostrando sus azules ojos. El dolor de cabeza había desaparecido pero aún se sentía un poco debilitada.

— Despertaste — Escuchó una voz a su lado.

Kuroko se sentó en su cama mientras con una de sus manos restregaba sus ojos acostumbrandose a la luz.

— ¿Te sientes mejor? — Preguntó Riko preocupada viendo las acciones de su kohai. Kuroko asintió en respuesta.

— ¿Qué hora es? — Cuestionó observando como la luz que entraba por la ventana era más leve de la que recordaba antes de dormirse.

— Pronto serán las 4 — La peliceleste quiso dar un suspiro de decepción al recordar las palabras del padre de Shintarou.

Su mirada se dirigió a unas bolsas de compras sobre un sillón que se encontraba junto a la ventana de la habitación. Kuroko las vió un poco extrañada.

— ¿Y esas bolsas? — Inquirió con curiosidad observandolas.

— Estaban ahí cuando yo vine — Respondió la castaña también un poco curiosa. — Creo que es el almuerzo que Midorima trajo para tí —

— Oh... — La peliceleste dirigió ahora su vista a su entrenadora — ¿Y Midorima-kun? —

— No lo sé... — Contestó Riko un poco apenada por no poder responder su pregunta — Cuando regresé de despedir a los chicos estabas sola, Kuroko-chan —

— Entiendo... — Musitó. Se extrañó un poco, le pareció escuchar la voz del peliverde entre sueños, pero no podía decirlo con seguridad.

— En todo caso — Comenzó la de ojos cafés cambiando de tema — Deberías comer, no has comido nada en todo el día, Kuroko-chan —

La chica se levantó de su asiento y caminó hacia el sillón donde estaban las bolsas y tomó de ellas una caja de plástico de la que se podía observar un enorme plato de Oyako Don*. Kuroko dudó de ser capáz de comerse todo aquello.

— No tengo hambre — La castaña alzó una ceja ante la declaración de la peliceleste.

— ¿Cómo que no tienes hambre? — La entrenadora puso la caja de comida sobre las piernas de Kuroko — Te la comerás de todos modos, no te vas a enfermar más solo por que no quieres comer — Riko se cruzó de brazos en señal de molestia. Kuroko imaginó como sería su entrenadora cuando tuviera hijos.

— Pero es demasiado — Renegó de nuevo.

— No me importa, te lo comes todo —

— Esta bien sempai... —

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"Una prueba de lealtad, ¿eh?" — El chico bufó molesto internamente. Se sentía estúpido. A pesar de su inquebrantable rostro serio de siempre, su frustración era evidente.

El tono de llamaba de su celular empezó a sonar. Era como la tercera vez que lo hacía en menos de cinco minutos. Él lo sacó de su bolsillo y contestó con irritación.

— ¿Qué quieres, Takao? —

— Que amargado, Shin-chan — Se quejó el chico finjidamente — Y eso que yo casi llego tarde a clases por hacerte el favor de entregarle su juguete a tu imouto-chan — Seguramente el chico sonrió al otro lado de la llamada.

— Tu te ofreciste — Se encojió de hombros el peliverde.

— ¡Pero un 'Gracias' no vendría mal! — Se quejó de nuevo el pelinegro.

Princesa Fantasma ((KnB))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora