Capítulo 3

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La doctora escribió el nombre del castaño en la receta médica y se la entregó aún con su característica sonrisa que alegraba la habitación algo triste del consultorio como lo son la mayoría de estas.

-Bien solo entréguesela a la enfermera en la farmacia y ella le entregará los medicamentos correspondientes-

-Gracias, tenga buen día señorita Morton-se despidió con un movimiento de mano y ella con su gesto característico-

-Igualmente señor Davis, adiós-

Peter cerró la puerta de la oficina y vio que su madre estaba ansiosa, parecía que se sentía desesperada por la ''larga duración'' de la consulta según ella; la señora Davis era una persona de poca paciencia y fácil de hacer perder los estribos, pero aun así era una persona amble y un poco exigente según su hijo. Luego de que la señora Davis dejara a su hijo en casa, se marchó sin siquiera despedirse, Peter podría haber asegurado que estaba molesta, pero esa mujer era todo un misterio hasta para su esposo. Indescifrable.

Peter dejó la bolsa con medicamentos en la barra de la cocina y caminó unos tres pasos hacia su costado para tomar un vaso de agua con sus manos. Tomó los medicamentos y los pasó con agua. El castaño se sentó en el sofá de la sala de estar; le gustaba la tranquilidad, pero esta vez era distinto, sentía la necesidad de estar con alguien, de hablar o hacer cualquier tontería. Pensó en llamar a su tío Malcolm, pero recordó que estaba de vacaciones con sus hijos en otro país. También pensó en invitar a su padre a pescar, pero al hombre no le gustaban los exteriores. Igualmente pasó por su mente su mejor amigo y sus hermanos, que seguramente le aconsejarían salir a beber a cualquier bar, pero no podría ingerir ni una sola gota de alcohol con su resfriado.

Peter encendió la televisión y colocó una película, pero a menos de 5 minutos de haber comenzado la película, se quedó dormido.

Hermosa, sencilla, amable, cálida y sonriente. Ahí estaba ella, de nuevo, sin hablar, solamente sonriendo y siendo como la vez la que la vio: perfecta. Peter quiso hablar, pero no pudo articular palabra alguna, su voz era muda. Ella lo miraba con ternura y calidez; el chico quería quedarse así para siempre, pero un estruendoso ruido resonó en su cabeza y desgraciadamente, para él, despertó.

-Son las 10 de la noche, ¿Quién será a esta hora? - Peter se levantó del sofá bufando de molestia al oír el timbre de su apartamento.

El castaño abrió la puerta dejando ver a un señor medio calvo con unos anteojos que lo hacían ver un poco gracioso, de baja estatura y de tez blanquecina.

-Disculpe, joven Peter, dejó su correspondencia en mi oficina-dijo el casero amablemente con una voz algo adormilada.

- ¡Oh! Disculpe señor Jonhson, muchas gracias, descanse-dijo despidiéndose con una sonrisa del señor y cerrando la puerta de su departamento.

- ¡Ah! ¡¿Por qué a mí?!-gritó quejándose, pues lo habían interrumpido de su hermoso sueño......

Se que es corto, lo sé, pero trataré de actualizar a diario, las amlo.

Atte: Caritq- B.C.C.H.

Tal vez, solo tal vez....quiera irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora