Capítulo 1

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CAPITULO 1: Negaciones.

Si eres una persona como Peter Davis, que odia a los doctores, deberías de esforzarte por cuidar de tu salud. Davis estaba postrado en cama desde ya hace 5 días, e iba de mal en peor ante la negativa de visitar a un médico.

- ¡Peter Steve Davis! - Gritó su madre, la señora Davis.

Ella era una señora que rebasaba ya los 45 años; en lugar de lo que antes era una melena de cabellos rubios, había una que otra cana. Sus ojos color miel y ceño fruncido, daban la impresión de que había estado molesta por cualquier tontería, pero esta ocasión era diferente.

-Vamos a ir al médico, quieras o no- Replicó ella con firmeza.

-Mamá, tengo 24 años, no necesitas cuidar de mi- Peter pronunció estas palabras con una voz algo cansada, este resfriado lo estaba agotando más de lo que debería, pero para el chico su orgullo lo era todo y se negaba rotundamente a tomar cualquier medicamento.

-Peter, te estas muriendo aquí en tu departamento, deja que te lleve al doctor y no seas necio, vístete- La mujer abandonó la habitación a pasos fuertes que resonaron en toda la estancia, Peter era experto en hacer que su madre perdiera la paciencia.

La habitación de Peter se había convertido en su ''refugio'', había ropa sucia por todos lados, las cortinas no estaban corridas, por ello el cuarto era obscuro y algo frio; los restos de comida estaban en el suelo y había platos sin lavar en el mismo.

-Mamá, ¿Qué haces? -

Cuando Peter entró a la sala, encontró a su madre tirando a la basura fotos del chico con su exnovia. Lisa, su exnovia, era una chica tierna y amigable, pero muy caprichosa y celosa. La chica acabó por colmar la paciencia de Peter...

- ¿A dónde crees que vas? - Lisa estaba recargada en el marco de la puerta del departamento que compartía con su novio, mirándolo fijamente mientras él se colocaba una de sus camisas ''especiales'' según él.

-Saldré con unos amigos, regreso tarde- Peter se acercó a despedirse de ella con un beso, pero ella se negó- ¿Qué pasa?

-Eres un mentiroso, vas con Rose, ¡¡¡deja de decir patrañas y ten los pantalones para decirme la verdad!!!- Sus gritos eran más fuertes de lo normal, mientras ella decía palabras sin sentido, caminó hasta el comedor.

En la mente de Peter solo se repetía la siguiente frase:

''Díselo, termínala, ¡hazlo!''

Lisa golpeó la mesa con el puño.

- ¡¿Me estas escuchando?!, de seguro estas en las nubes pensando tonterías-ella guardó silencio durante unos segundos y caminó hacia la habitación que compartía con el joven- Me iré unos días a casa de mi madre, necesitamos darnos un tiempo- dijo desde el cuarto, tomando una maleta e introduciendo unas cuantas prendas; pero para Peter era otra la sensación.

-Llévate todo- Respondió fríamente.

- ¿Eh? ¿Por qué? - Detuvo sus movimientos al mismo tiempo que dirigía su vista hacia Peter.

-No puedo seguir soportando tus reclamos por cosas sin sentido, terminamos- Dijo dándose media vuelta y tomando su saco negro del perchero; antes de salir del apartamento, sin mirar a Lisa, le dijo - Quiero regresar y que ya no estés aquí -

El chico salió de su hogar y cerró la puerta tranquilamente...

-Mamá, por favor, detente- Dijo Davis tomando las fotos del cesto de basura y poniéndolas en su sitio correspondiente. Miró a su madre con una expresión que no sabía si era de nostalgia o desesperación. Una de dos.

-Vamos, sube al auto, creo que te estas volviendo transparente hijo- La señora Davis rio ante su mal chiste, bueno, mal chiste ante los ojos de Peter.

El trayecto al hospital fue corto; la vereda era adornada por cerezos, los cuales se veían increíblemente hermosos por la primavera, esta vista hizo que Peter se tranquilizara por un momento. El chico siempre había sido independiente y la única persona con la que convivía a un grado que resultaba excesivo, era su tío Malcolm, hermano de su padre. Peter nunca había logrado querer a su padre por más que lo intentara, pero había algo en ese hombre que a Peter le impedía verlo como un ''padre''; tal vez porque el señor nunca lo apoyó con sus sueños de ser escritor o por jamás haberle dicho las palabras que muchos padres les dan a sus hijos.

Peter se hallaba recostado en el vidrio de la ventana de la parte trasera del asiento del piloto, seguía mirando el camino de cerezos, la idea de que tal vez el camino sería infinito revoloteaba en su cabeza como una mariposa recién salida del capullo: frágil y joven. Curiosamente, en ese preciso instante, entró en el auto una mariposa color amarillo con pequeñas marcas negras en el contorno de sus alas.

-Tal vez sea mi pensamiento tratando de volver a mi lado- Dijo mentalmente, pero luego sacudió la cabeza entrando en razón de que esa era una idea absurda e imposible. Demasiado bueno para ser verdad......

Esta es una novela que también estoy escribiendo en word, espero y le den mucho amor. 

Atte: Caritq :3

Tal vez, solo tal vez....quiera irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora