Addiction and Tattoo's 。

El arte expresa infinidad de burbujas con sentimientos, quienes crean arte son llamados genios, siendo reconocidos por todo el mundo. Pero, ¿han llegado a pensar en esos artistas que sin crear algo escandaloso y controversial son olvidados como basura? Existen billones de personas en el mundo, millones que sueñan con volverse grandes genios de la belleza del arte, miles que siguen esforzándose con alcanzar el reconocimiento como Picasso, cientos creyéndose ser superiores por saber usar un pincel.

Pero ¿Cuántos eran los que se frustraban por no lograr un buen trazo, por no conseguir que su arte mejore con el paso de los días de prácticas?

Quienes ven lo que hacen como una aberración.

Los que al final terminan odiando todo lo relacionado al arte, pero regresan a su zona de confort, sabiendo que nacieron para ello.

Los que detestan ser esclavos de los ángeles y musas.

Las cadenas pesan y son insoportables, una condena tan hermosa.

Las noches en Tokio son tan luminosas, los grandes carteles eléctricos de alguna propaganda de tantos metros se roban la atención de todos los transitantes.
El ruido de risas, voces, pasos, música y montones de autos eran la una rutina de cada día al momento de partir la luna.

Aunque no todos tenían la suerte de disfrutar de una tranquila y divertida noche en Tokio...

No, hay quienes sufren y se llenan de un dolor silencioso.

En los barrios más bajos, un pequeño local de tatuajes seguía laborando, mejor dicho, se esperaba que llegara algún cliente. Pero realmente no había mucha esperanza de que eso sucediera. El dueño del lugar estaba demasiado consciente de eso.

一 Mikey, dile a estos bastardos que se detengan, creo que voy a vomitar.

El chico de cabello rosa estaba harto de aguantar al par de hermanos que estaban en el viejo y pequeño sillón del rincón del lugar.

Aquellos hermanos estaban comiéndome a besos, soltando jadeos acalorados.

El mencionado miró la escena como si fuera sacada de una mala película porno con fetiches cuestionables. Simplemente perdió el interés y no le importó ciertamente lo que hacían.

一 No es mi problema. 一respondió el chico de notables ojeras. Manjiro, aunque ese nombre ya tenía tanto tiempo que había dejado de usarlo一 ¿No fuiste tú quien les dio de esas pastillas nuevas?

El pelirosa chasqueó la lengua e intentó ignorar de esos malditos Haitanis.

一 Por cierto, Mikey también te traje un regalo a ti.

Sanzu miró al peliblanco con diversión, sacando de la bolsa que traía consigo dos sobres con polvos y cristales que reconocía de inmediato.

一 ¿Cuál prefieres? 一preguntó nuevamente el chico de marcas en los costados de su boca.

一 Ya te dije que ahora no tengo dinero para pagar esas mierdas. 一respondió con fastidió el chico de ojos oscuros.

一 Tontito y lindo Mikey, te dije que es un regalo. Anda, estás muy estresado en estos últimos días, necesitas relajarte. Como yo.

Sanzu usándose como ejemplo era como colocar a un payaso en un campo de fuego.
Eso pensaba Mikey mientras miraba al chico.

Mikey miró la bolsa de polvo blanco, si dijera que no siente su cuerpo inquieto al ver el contenido y saber de que se trataba sería una terrible mentira.
De inmediato sintió la fuerte necesidad de que querer gozar la sustancia por todo su cuerpo. No buscaba relajarse para eso podría fumar un poco de marihuana, pero si deseba reencontrarse con esa sensación de éxtasis y euforia.