Los días habían transcurrido veloces, todos en el panal aun recordaban con nostalgia la destrucción de la villa natal de William, el paladín había dado en el transcurso de la semana varios discursos sobre la importancia de trabajar en equipo y dar prioridad a resguardar la seguridad de los aldeanos. Will entrenaba duro ejercitándose físicamente hasta sentir una sensación de mareos, no lograba olvidar nada solo apartarlo de su mente por algunos minutos, el brillo de sus ojos negros se perdió, su típica sonrisa se había desvanecido, no se sentía orgulloso al acostumbrarse al peso de su armadura, corría más de 50 kilómetros sin detenerse, subía con agilidad los árboles, incluso su destreza con la espada era mayor, cuando estaba en su límite seguía, el caballero había intervenido varias veces para forzarlo a descansar.
Josué, Leo y Max llevaban varios días buscando la cueva del dragón blanco en lo que antes era china, las aldeas de esa región estaban muy bien escondidas siempre en medio de bosques donde escasa luz llegaba, las personas no tenían bunker ni alarmas de dragones, luchaban por sí mismas, no estaban bajo el cuidado de BRIDRA, pero tampoco en su contra, ellos a pesar de tener poco daban siempre ayuda al necesitado, se encontraban cerca de la muralla en una vasta arboleda a la que no se le veía fin.
—Estoy cansado este mapa que nos dio el paladín, debe de tener cientos de años, ¿por qué esta gente no quiere la ayuda de nosotros? — pregunto Josué mientras se recargaba en un árbol agotado de caminar
—Nadie es obligado a unirse, eh escuchado rumores de que ellos alimentan a los dragones con los cadáveres de su gente— respondió Max con la intención de asustar a Josué
—Dejen de parlotear, debemos encontrar la siguiente aldea, ellos nos podrían orientar un poco— dijo Leo mientras se estiraba—Saben un poco más que nosotros
—Y si buscamos desde la muralla, tal vez podamos ver algo desde mayor altura— dijo Josué mientras comía una manzana que estaba un poco negra
—Muy buena idea, me sorprende de ti— dijo Leo mientras sonreía
—Siempre tengo buenas ideas— dijo Josué molesto
—Si claro, como hace dos días que dijiste que sabias donde estaba la aldea haciéndonos correr y caer por una pendiente y terminar en un charco de lodo— dijo Leo mostrándole su ropa que tenía un tono verdoso con manchas marrones de barro
—Eso fue para que avanzáramos más rápido, y funciona de camuflaje— dijo Josué mientras desviaba la mirada
Caminaron por varias horas mientras discutían hasta llegar a la muralla que se alzaba entre la vegetación, con ayuda de una flecha de Leo clavaron una cuerda con la que subieron hasta la parte más alta teniendo una vista mejor de toda la zona.
— ¡Oh mira, mira!— dijo Josué volteándole la cabeza a Max casi rompiéndole el cuello
Vieron como una columna de humo se alzaba al cielo, con una sonrisa en su rostro regresaron a su pequeño helicóptero que estaba en una parte de la muralla no muy lejos de ellos, volaron rápidamente hasta encontrar la pequeña aldea. Bajaron en un sitio muy angosto cayendo casi de golpe, creando un fuerte golpe al suelo que sacudió las pequeñas casas.
Los niños de la aldea corrieron armando revuelo, nunca habían visto un helicóptero, la gente adulta los saludaron con un abrazo mientras decían palabras que no entendían pero suponían que eran saludos por los gestos. Esa civilización no tenía tecnología aparente sus casas eran de madera muy pequeñas con prendas de vieja ropa que colgaban sobre las paredes, un anciano de cabellos plateados y mirada dulce salió con un bastón como apoyo, se les acerco con una sonrisa en el rostro, bajo su cabeza como saludo y los invito a su pequeña casa.
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Dragones contra ángeles 2
FantasíaWilliam sigue aprendiendo a luchar contra dragones, enfrentara pérdidas que serán dolorosas y se le ocultaran secretos que pondrán desconfianza en su corazón, conocerá las tentaciones que pondrán en riesgo a todos los que ama, y lo llevaran a decidi...