UN FRAGMENTO

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"A veces me pregunto si algún día llegare a ser amada. Busco un amor inexistente entre humanos y sin embargo aun sigo soñando con tenerle"

Todo paso tan de prisa que hasta el viento no le sentí, no presentí el sufrimiento de mi corazón por el amor que le profesaba, era tan intenso que me segaba a creer en falsedad, en maldad, y sobre todo a escuchar mi voz interna que me decía que el amor no era lo que hasta ese entonces estaba experimentando, que él era solo un espejismo de mi mente, que yo le había creado para así escapar de mi terrible realidad, que cuando tanto el corazón como la mente están de acuerdo en algo es una combinación letal, que de vez en cuando se une a tu favor o en tu contra, pero que hasta eso ocurre sin que tú misma lo notes hasta que es tarde y tienes que recoger lo poco y nada que queda en tu interior, eso que te duele, que no te deja fluir ni florecer, ni mucho menos vivir, y sí, me mentí todo el tiempo al pensar que al que amaba era él, el mismo de siempre. Mi amanecer, atardecer y anochecer, eras mis noches de sueños perdidos y al mismo tiempo de sueños lejanos, era mi te amo y mi indiferencia, esa que me hacía llorar en la soledad de mi habitación, esa que me prendía y me apagaba de aquella forma que solo tú sabias hacerlo, esa que logro levantarme y tirarme. Porque si, yo fui quien te dio el poder para ello, deje que fuese lo único que me importabas, deje que mi mundo girara en torno a ti, cielo mío no me dejes te dije, pero que podías dejar sin nunca me consideraste tuya. A veces no logro entender por qué te casaste conmigo, me pregunto si alguna vez me quisiste o al menos sentiste algún tipo de cariño o aprecio por mí, decir que nunca lo sabré con certeza seria mentirme, estoy segura que cada una de tus acciones me demostraron con hechos lo mucho de tu desamor, y lo poco que te importe durante todo ese tiempo compartido. Pero te agradezco, si, te doy las gracias por hacer de mi quien soy ahora, una persona más fuerte, menos débil, quien ya no confía fácilmente, quien no se deja llevar por emociones, por ser más valiente y menos cobarde, por ser alguien dependiente de mí misma y no de alguien más, por lograr que trabajara en mí y para mí, porque ahora sé que para amar debo amarme a mí misma, para así de esta forma no dejarme llevar por la corriente, saber quién soy y para donde me debo dirigir. Confieso que todo lo vivido fue un aprendizaje, porque si algo que te deja la relaciones es eso, te enseñan.
























Escribiéndote a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora