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Drip, Drop y luego ¿Drep?
Que lloviera estaba bien, puesto a que el reporte del clima, rara vez, acertaba en sus predicciones. Sin embargo, contemplando la estación del año y el temporal variable, no era de extrañar, que finalmente sucedería.
Entonces, las gotas se aceleran y mojan más adentro que afuera.
Si, lo que leyeron.
Una seguidilla de gotas, caen de forma pesada sobre su frente, empapando su pálido rostro cansado por tanto esfuerzo diario. Odia admitirlo, pero siquiera había incluido aquel desperfecto en el presupuesto exigido a la TSC.
(Por un demonio...)
Que estúpido se habría visto, al cruzar el umbral de sus superiores y pedirles de favor que incluyeran aquel gasto en el presupuesto general. Mas su rostro se arruga y desespera en la espera.
"Tendrá que recurrir a la invención de tareas domésticas, clase especial"
Tooru había llegado hacia unos bastos 2 días, teniendo al líder de la escuadra Quinx, con el corazón en vilo. Tratando de que los cuadros de los corredores estuvieran alineados y que el termómetro de la calefacción no estuviera averiado como lo estaba el techo.
Una risita se le escapa de sus labios, hacía tiempo no veía tanto alboroto en el Chateau. Aura ayuda trayendo algunas cubetas vacías, al tiempo de que Saiko baila, cual estrella estelar de Broadway, con un paraguas de colores abierto. Urie la reprende y Higemaru recuerda mantener su temperamento, al menos cuando están las visitas presentes.
Afligido por la situación, lo sorprende el rayo de la esperanza, acompañado por un nítido arcoíris, cruzar del este al oeste o viceversa.
Poquísimo sabe él de reparaciones domésticas. Menos aún que Hogi Ayumu, de peinados a la moda. Sin embargo, armado de valor, con las mangas de su camisa negra arremangadas y cargando algunas herramientas que encontró en el desván, se encamina hacia una peligrosa misión.
Trepa con fuerza las escaleras de madera, tratando de no ver hacia atrás. Aunque suene ilógico, podía sentir algo de vértigo, desde esa posición. Suspira, tratando de parecer cool y en completa armonía consigo mismo, ya que Tooru mantiene una mirada de preocupación. Bueno, no como él quisiera, pero en el fondo puede que este algo ¿preocupada? Siquiera existía esa mentira piadosa en su diccionario de autocompasión, edición extendida.
Saiko vestía un mameluco de trabajo color azul y Hsiao uno en color verde musgo, solamente para complacerla. Higemaru alienta a su mentor, el cual comenzó a martillar algunas tejas desalineadas, al azar y sin saber que rayos estaba haciendo.
Tooru emite una risita que sólo Aura percibe y éste vuelve su mirada al líder de la escuadra Quinx, dando lo mejor de su ignorancia sólo con el afán, de ser siempre el que mantiene el control de todas las situaciones.
(Vas bien Urie...
Eso quiero creer.)
Las nubes se precipitan en el cielo, solamente, la tormenta se había tomado un pequeño descanso. Urie jura que no se dejará vencer por la naturaleza, naturalmente. Acelera sus movimientos, aunque ahora, parezca más torpe de lo que era, en un principio. Golpea cabezas de clavos con un martillo, tratando de no darle de lleno a sus pulgares adoloridos.
(¡Gánale al tiempo, gánale!)
Las pequeñas gotas dañan el outfit de las Quinx; Aura sigue la pista de Ayumu hasta la cocina de Chateau, para preparar algo de café, para todos. Higemaru, algo aburrido de la situación, se dispone a leer algunas revistas de moda para adolescentes. Los espectadores se alejan de pronto, olvidando por completo al líder desesperado clavando cualquier tabla, para tapar las filtraciones.
Echó un rápido vistazo hacia su público, todo era desolación. Sus hombros se cayeron con decepción en su alma y algo de agua en su cabello.
Ella también lo había dejado.
Y olvida que es muy tonto para percatarse de su presencia, porque siempre está pensando en sí mismo.
Los golpes de martillo llegan a sus oídos, las gotas que se convierten en precipitaciones comienzan a mojar su ropa. Sonríe para sus adentros, estaba recobrando esa confianza tan característica de él.
— Pensé que te habías ido con los demás. —Colocó otro clavo, sobre una de las tablas dispersas— Está bien si no quieres hacerlo, no tendrías que molestarte con estas cosas...
(Por favor, dime que es por mí)
— Las goteras...en mi habitación son molestas también.
— Oh...
Urie mira de refilón a la chica de cabellos blanquecinos y ve en sus ojos determinación, siendo su mayor aliciente.
Dos cabezas piensan mejor que una, por lo que el trabajo estaría hecho en unos cuantos minutos. Reprime su respiración al bajar por la escalera de madera y extender una mano para tomar la de ella. Sus modales de caballero, jamás los perdería por más que ella los rechazara la mayoría del tiempo.
— El café está listo.
Es Aura que saca su cabeza por la puerta principal y los distrae momentáneamente.
(Gracias por nada Aura...)
— Espero esas goteras ya hayan desaparecido. —Menciona cruzando sus brazos, percibiendo el frío que la envuelve.
El contacto visual se había instalado, olvidando el contexto. Ella se muerde ligeramente el labio inferior, el temblor era inminente. Él se mantiene estático, reforzando el agarre de la caja de herramientas.
Los nervios le atacan, las palabras se atoran en su garganta.
— Si. Gracias por tu arduo trabajo.
Tooru suspira frustrada y se adentra al Chateau sin reparar en Urie con el semblante confundido y por supuesto el cuerpo empapado.
(¿Y ahora que hice?)
—¡Achoo!
*
Hola mi querido lector♥
Esta es una idea que se me ha ocurrido hoy mismo, por lo que escribirla me dio mucha gracia.~
Gracias por leer~
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Bitácora [Mutsurie]
RomanceCadena de drabbles. Post-final manga. Porque Urie haría muchísimas cosas por ella, excepto comunicarle sus sentimientos abiertamente.