El corazón de Vicky
Una Novela de Araceli Lauret
Para María del Pilar Aguirregabiria, mi madre, con todo mi cariño.
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Capitulo 1.-
El viento acompañaba con furia el frenético fluir de gentes y coches de la gran ciudad, levantando del suelo las últimas hojas secas del caduco otoño. Aquella mañana fría y ventosa de diciembre el Dr. Onion y el Dr. Pee caminaban a buen paso por la acera, acababan de desayunar juntos en su cafetería habitual y al salir a la calle habían levantando las solapas de sus abrigos para protegerse del fuerte aire que azotaba sus rostros, mientras charlaban animadamente. Marcus Onion llevaba en bandolera un ordenador portátil bastante pesado e incómodo, pues cada cuatro pasos detenía su marcha e interrumpía la charla, para subirse el tirante que insistía en resbalar sobre su hombro. Pero no parecía molesto por ello. Al contrario, parecía estar muy satisfecho con aquella carga que, a la postre, no era propia sino que era un ordenador prestado por su acompañante el Dr. Marlon Pee. Era difícil mantener una conversación esquivando a la gente que le venía de frente en plena hora punta. Las calles del centro estaba en ebullición, los semáforos cambiaban al color rojo para interrumpir el fluir del tráfico nervioso, mientras los transeúntes se precipitaban a ritmo acelerado sobre el paso de cebra como un río de gente. Pero ellos aprovechaban el recorrido diario para cambiar impresiones antes de enfrascarse en sus respectivas labores en su centro de trabajo. El portátil pesaba bastante, pero a Onion nada podía molestarle esa mañana pues estaba pletórico de satisfacción. Tras varios meses de duro esfuerzo haciendo horas extras, había concluido por fin su propio proyecto y a buen seguro le supondría cambiar de puesto dentro del laboratorio Montechoro, lo que deseaba ardientemente. Llevaba apenas un año contratado, y desde su llegada no había parado de trabajar duro para hacer méritos. Allí había conocido a Marlon Pee, el eminente genetista que caminaba a su lado, un brillante científico con muchos años de pescante y una solida reputación en el campo de la selección genética patógena. Marcus Onion le admiraba profundamente y no podía evitar el sentirse halagado cada vez que Pee le presentaba a los demás como una joven promesa. Le gustaba pensar que, de vivir aún, sus padres se sentirían orgullosos. De origen humilde, Onion sabía del sacrificio importante que habían hecho ambos para que pudiera estu-
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diar en la capital, y nunca se perdonó no haberles podido devolver el favor en vida. Hoy se sentía feliz por ellos. El Dr. Pee era algunos años mayor que Onion, y le había cogido el aprecio suficiente para ser su mentor ante la junta directiva del magnífico laboratorio de genética avanzada Montechoro, uno de los mas importantes de Europa y desde luego el lugar ideal para el científico que deseara dedicarse a la investigación. Onion había soñado con ello desde que dejó la universidad años atrás. Después de varios intentos fallidos y trabajos menores en todo tipo de laboratorios, que a veces quedaban lejos de su especialidad, por fin había conseguido que le aceptaran el departamento de estadística genética del Montechoro. En poco tiempo había destacado lo suficiente para que le nombraran jefe del departamento. En este puesto, Onion se sentía cercano a la plenitud de su carrera y solo rondaba la treintena, hecho este que no pasó desapercibido para uno de los grandes cerebros del Montechoro, el Dr. Marlon Pee. En varias ocasiones le invitaba a su despacho para contarle pequeños secretos de la profesión, aconsejándole en sus empeños con valiosas advertencias y finalmente, le había animado a presentar nuevos proyectos y desarrollarlos en su departamento, pues la junta directiva del Montechoro valoraba las ideas nuevas y promocionaba a sus precursores. A pesar del escaso tiempo que llevaba en el instituto, y con la ayuda de Marlon Pee, Onion se sentía ya parte de la gran familia de científicos y doctores del prestigioso Instituto Montechoro y deseaba a toda costa poder estar a la altura. - Ahora que has terminado ese proyecto tuyo de genética barata sobre herencia en las especies…¿ te dedicaras un poquito a escuchar los sabios consejos de los que tenemos mas experiencia, o vas a seguir haciendo el tonto en ese departamentucho de estadísticas donde solo hacéis cuentas?.- Increpaba riendo Marlon Pee a Onion con ironía. Los dos sabían que ese informe supondría un cambio importante en la carrera de Onion, pero éste le siguió la broma. -¡Cuentas!- exclamó Marcos fingiendo sentirse ofendido.- Lo mío, estimado doctor, es es el refinado estudio de la matemática genética y no el burdo campo de las vísceras y la elección del sexo de los bebés.- dijo bromeando. - Burdo, pero rentable.- replicó el Dr. Marlon Pee sonriendo con satisfacción.- En los últimos años los grandes avances en el conocimiento de la herencia genética han hecho surgir clínicas de fertilidad por todas