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—¿Entonces, lo vas a dejar? —preguntó el rizado ante tal confesión del castaño. El menor mordía su labio tímidamente mientras asentía con su cabeza.

—Tu me lo dijiste en la videollamada, no puedo dejar que me trate así. Si no le pongo un alto ahora, ¿cuándo? —respondió Temo mirando al rizado.

—Si, en eso tienes razón. ¿Necesitas que esté aquí cuando decidas terminar con él? —apenas dijo esto, la puerta fue tocada con brusquedad. El menor tragó saliva, sabiendo ya que Guillermo se encontraba del otro lado.

—Es él. —susurró el menor mientras suspiraba.

—¿Siempre toca así de brusco? —Inquirió Aristóteles, mientras se dirigía a la puerta para abrirla. Del otro lado, un Guillermo enojado veía al rizado con desprecio, mientras que Ari sólo lo miraba alzando una ceja.

—¿Quién eres y que demonios haces en casa de mi novio? —preguntó toscamente el pelinegro.

—En primera, no te importa quien sea yo. En segunda, no tienes derecho a manejar su vida social. Gracias. —una mano impidió que el rizado cerrara la puerta. Cuauhtémoc se asomó por la puerta mirando a su novio.

—Guille, necesito hablar contigo.

Fall in love #3 ➳AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora